martes, 28 de abril de 2009

ÉPOCA DE REBAJAS

Crisis. Como si de una plaga de la Edad Media se tratase, ha llegado, se ha extendido, ha arrasado por nuestra geografía y ha afectado al pueblo llano… mientras la alta alcurnia, desde sus tronos, contempla impasible el espectáculo.
Pero… ¿realmente esto es crisis? ¿De verdad la economía del país está en recesión? ¿O es sólo la de los “curritos”, la de los ciudadanos de “todo a 100” que a duras penas mantenemos este país?
Y es que, disculpen mi ignorancia, pero esto, más que periodo de crisis es campaña de rebajas. Una gran época de rebajas en la que más de cuatro están aprovechando estos meses de saldo y oportunidades para lucrarse o incrementar el negocio.
Burbujas inmobiliarias, EREs, créditos ninja, depósitos garantizados, entidades en riesgos, deflación, recesión… desde que surgió Chiquito no habíamos aprendido tantas palabras nuevas. Y bajo toda esta amalgama técnica, la historia de siempre: precios más altos y sueldos más bajos, una vida más cara y unos despidos más baratos, más horas extra, menos apoyo de las empresas…
No es cuestión de negar la realidad económica, pero es importante quitarse la venda de los ojos y no pecar de cándidos ni inocentes: este contexto es un caldo de cultivo que favorece la proliferación de tomaduras de pelo y abusos de muchas empresas.
Y es que, tras años de bonanza, resulta irónico que se exija a los empleados “atarse el cinturón”, comprometerse con la situación de la empresa… sobre todo cuando en todo este tiempo la empresa apenas se ha solidarizado con la de sus trabajadores.
Las nuevas circunstancias han propiciado (propician y propiciarán) una auténtica campaña de rebajas que permite al empresario adaptarse a la realidad que vivimos optimizando recursos para poder mantener (en la medida de lo posible) sus márgenes de beneficio, bien jugando con la calidad del servicio a prestar, bien jugando con las condiciones de los empleados.
Ante esto nadie dice nada: El cliente no se queja, pues (curiosamente) reconoce y acepta que la rebaja del precio conlleve la reducción de prestaciones del servicio. El empleado, bastante tiene con intentar (si acaso lo consigue) no perder su puesto, aunque eso suponga ver mutar sus condiciones laborales. La banca mira hacia otro lado, sin dejar de insistir en facilitar los despidos. Los sindicatos están fuera de cobertura. Y el gobierno… rezando para que la fiebre porcina le “quite” un par de millones de parados de encima.
Tras la época de bonanza empresarial, llega la de rebajas. Y en estas nadie, ni siquiera la facua o la ocu, parecen venir en defensa de los tristes curritos.

miércoles, 8 de abril de 2009

TITIRITEROS EN EL PODER

Tarde o temprano tenía que descubrirse que, no tan en el fondo, Federico tenía razón. En esta ocasión la conspiración no ha sido judeomasónica, sino del “sindicato cultural del crimen”, del lobby rojo cañí detrás del cual se esconden dos de los grupos más peligrosos y extremistas que se conocen en la piel de toro: la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) y la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España (los de los Goya).
Habrá a quienes les haya alegrado la designación de Ángeles González-Sinde (presidenta de la “Academia de Cine Española”) como ministra de cultura. A algunos les habrá sorprendido (para bien o para mal), y a otros (como al que escribe) le parezca algo cantado e inevitable dada la larga “cadena de favores” entre la progre “élite cultural” de nuestro pequeño país y la pandilla que nos gobierna. De hecho, ni siquiera me hubiera sorprendido que hubiesen nombrado a Ramoncín (cultureta progre hoy, payaso agitador ayer, autoproclamado cantante anteayer)

A partir de este momento ya sabemos que tantos años de favores se paga con un ministerio: Así agradece nuestro gobierno ese “no a la guerra”, esas manifestaciones en contra del PP (dijera lo que dijera), esas fotitos con Zapatero celebrando la victoria en las últimas elecciones, esas salidas de tono y declaraciones incendiarias en sus fiestas y ceremonias, tanta película panfletaria…
Es vergonzoso que se haya nombrado titular de cultura a la presidenta de uno de los gremios más subvencionados por este ministerio, y concretamente a una persona que, en su discurso en los últimos premios Goya, mostró una actitud y una opinión extremista que (mucho me temo) será la línea de trabajo de su ministerio.
Casi hubiera preferido a Magdalena Álvarez (por favor, que no nos la devuelvan a Andalucía).

Y es que, seguramente, nuestra querida Ángeles González-Sinde querrá “limpiar” la calle antes de empezar por su casa, querrá acabar con la piratería informática antes que con la pillería cultural de la que viene haciendo gala su academia.
Señora ministra, le voy a comentar una cosilla: las descargas ilegales no matan vuestro cine. De hecho, se podría contar con los dedos de la mano el número de descargas de cine español que se hace (chupáis con el canon, con vuestro impuesto revolucionario, del cine americano. Vivís gracias al pirateo de las películas extranjeras taquilleras).
El auténtico cáncer del cine español (aparte de sus académicos e integrantes) son las subvenciones que, desde el Ministerio, se os regalan. Subvenciones con las que los contribuyentes pagamos a precio de oro vuestras masturbaciones intelectuales (vuestro cine de baja calidad y de, aún más, bajo interés) Sí, señora ministra. Pagamos a precio de oro un cine que no nos interesa, que (de hecho) no nos tiene en cuenta, que nos toma por gilipollas, que nos insulta… un cine lleno de muertos de hambre que vive a la sombra de la taquilla y el prestigio de autores como Almodóvar y Amenábar (¿he dicho “autores como”? por favor ignoren esas dos palabras)

Pero bueno, tenemos lo que nos merecemos: un gobernante perdido y desorientado en medio de la crisis, carente de carisma y autoridad, que (dada la falta de titulares de prensa originados por la ministra de igualdad) ha encontrado con esta designación la cortina de humo necesaria para que, por unos días, se deje de hablar de su bochornoso papel en: el G20, en la cumbre de las civilizaciones, en el gobierno del país, en su política del empleo, economía…