sábado, 25 de julio de 2009

300 menos 299

Hace unos años inicié un ambicioso proyecto literario al que titulé "Grandes clásicos literarios por la puerta de atrás". Un decálogo del que, por abandono de las musas, sólo pude hacer la primera de las revisiones que pretendía: Sisofromatem, en el que me adentraba en el clásico de Kafka protagonizado por Gregor Samsa.

Ahora, bastante tiempo después, pretendo retomar este proyecto, aunque adaptándolo a la era digital: "Grandes del cine por la puerta de atrás"

Hoy, para empezar, una película llamada a ser clásico de culto.
"Trescientos menos Doscientos noventa y nueve"


miércoles, 22 de julio de 2009

MEDUSAS EN LA COSTA DEL SOL Y BASURA EN LOS CINES

A estas alturas es más que notoria mi capacidad para ver (y en la mayoría de los casos, engullir) todo tipo de cine. Creo que sólo así puede explicarse que pueda ver en el mismo día Descalzos por el parque, Superfumados y El hijo de Rambow (clásico, basura americana y buen cine europeo)
Mientras, bien sentadito en casa, disfrutaba por enésima vez de Gremlins 2 (parodia de la primera plagada de excesos, pero muy simpática), me di cuenta de que, hace más de diez años que no se hace cine para niños y adolescentes.
Resulta muy deprimente comprobar cómo, con la llegada de los 90, la industria del cine ha ido abandonando a este tipo de espectadores, dejándoles de la mano de subproductos de tercera: películas infantilizadas que rozan la estupidez (cuando no la sobrepasan) y que parecen promover en las nuevas generaciones un estado de idiocia generalizado.

El llamado “cine familiar” de los 90 sepultó todo lo que en este terreno se consiguió en los 80. Y la llegada del nuevo siglo no parece mejorar mucho las cosas: La industria desarrolla guiones de segunda (cuando no de tercera) y los venden a precio de primera. Películas en las que los efectos de sonido y visuales enmascaran guiones escasos de originalidad, bastante mediocres y basados en el fuego de artificio.
No resulta extraño ver cómo, cuando una fórmula parece triunfar en taquilla nos bombardeen con malos clones: Las tres secuelas de Solo en Casa, las más de cuatro del perro Beethoven, la actual explotación de la literatura fantástica juvenil: Crónicas de Narnia, Brújula Dorada, Crónicas de Spiderwick, Corazón de tinta, la saga Crepúsculo (no, no se me olvidan los 7 tomos de Harry Potter transformados en 8 películas), y las que quedan por llegar. A falta de imaginación e ideas, buena es la literatura. Pero seguimos igual que siempre.
Y si tampoco funcionan las adaptaciones literarias, el sistema de las reediciones, continuaciones y sagas no es que mejore las cosas: las tres nuevas momias están muy infantilizadas, la nueva trilogía de las galaxias no ha contentado a nadie y la cuarta de Indiana Jones no le llega a las anteriores a la punta del zapato.
Disfrutamos de un cine monótono y autocomplaciente, con más pretensiones que calidad, que bajo el lema de “cine familiar” nos vende material de desecho cinematográfico.

Nadie parece interesado en recoger el testigo que en su día tuvieron Spielberg, Robert Zemeckins, Joe Dante, Chris Columbus, John Hughes, Richard Donner… (a veces ni ellos mismos), y que hicieron en el género infantil y auténticas joyas como Los Goonies, Gremlins, El secreto de la pirámide, trilogía de Regreso al Futuro, Quién engañó a Roger Rabbit, Esta casa es una ruina, Jóvenes Ocultos, Cuenta conmigo, La princesa prometida, El club de los cinco, Aventuras en la gran ciudad, Juegos de guerra, Exploradores!!…

Ante este panorama tan desolador parece ser qué sólo Pixar comienza a traernos productos inteligentes, en condiciones, aptos para todo tipo de públicos y de mentes: Wall-E, Los increíbles, Buscando a Nemo
Que tito Kubrick se apiade de nosotros, simple y llano público palomitero, porque las grandes productoras no parecen estar por la labor.

CONSTANTINO Y LOS DOBLADORES DE ESPAÑA

Desde hace un tiempo, vengo cogiéndole bastante tirria al doblaje de películas que viene perpetrándose en España. La mala costumbre de “invitar” a famosos a doblar películas de dibujos animados se está ampliando a películas infantiles, de adolescentes, comedias… y amenaza seriamente con acabar con la poca dignidad que le queda al cine comercial. Recuerdo el doblaje de “El Espantatiburones” (con Fernando Tejero) y “Escuela de Rock” (con el del Canto del Loco) y se me ponen los pelos de punta. ¿¿Por qué prescindir de profesionales para joder una película con la voz de un personaje famoso (actor, cantante, periodista, famosillo…) por su cara o su personalidad??
No es que vaya a defender la versión original desde estas letras (y eso que, muchos de los detractores de esta forma de ver el cine, leen inconscientemente subtítulos en películas de acción: los mafiosos rusos/chechenos negociando, los militares coreanos/vietnamitas dando órdenes de ataque, la insurgencia irakí/afgana interrogando a un marine preso…), pero sí que quiero romper la lanza hacia uno de los oficios más denostados por los “entendidos” de cine, pero agradecidos por el gran público (que por no leer, ni los letreros de champú en el baño): El de actor de doblaje.
Y escribo actor porque, más que traducir y recitar unas líneas, realizan una cuidada interpretación adaptándose tanto a lo que leen (tono, ritmo, emociones…) como a la actuación que en la pantalla se lleva a cabo. Auténticos artistas y artesanos del séptimo arte.
- ¿Qué sería de Bruce Willis en España sin la varonil voz de Ramón Langa?
- ¿El padre de Nemo o Buzz Lightyear sin José Luís Gil (el popular presidente de la Comunidad, el señor Cuesta)?
- ¿Nadie recuerda el trauma que sufrimos cuando cambiaron la voz a Homer Simpson?

Por ello, quisiera rendir un pequeño y modesto homenaje (en vida) a una voz que forma parte del cine “traducido al español”: Constantino Romero. Simplemente porque su voz está vinculada en nuestro país a un puñado de clásicos del cine:
Atención SPOILERS!!

“Luke, yo soy tu padre” (Star Wars V)

“Yo he visto cosas que jamás creeríais…” (Blade Runner)

“Sayonara Baby” (Terminator 2)
http://www.youtube.com/watch?v=ZxobpBKInFw (insercíon desactivada por solicitud)

"Mira las estrellas. Los grandes reyes del pasado nos observan desde esas estrellas..." (El Rey León)

“He matado a mujeres y niños. He disparado sobre cualquier cosa que tuviera vida y se moviera. Hoy he venido a matarle a usted…” (Sin perdón)

CRÓNICAS VIRTUALES DE UN SOLTERO A SU PESAR

Soltero, pasado de la treintena, sin piso, novia, ahorros, trabajo, cuerpo Danone… Y encima, ¡¡¡me pasan unas cosas!!!
Hoy:“El pezón acosador”
Nadie como Allan Poe para abrir y diseccionar el lado oscuro y los más terribles temores del alma humana. En uno de sus mejores relatos – El corazón delator – muestra como un ojo es capaz de llevar a la locura a una persona. Un ojo que, más que observar, vigila, cesura, oprime, acosa… y lleva al protagonista a un espiral de locura que no voy ni a comentar ni a narrar.
Hoy, en plena bolera, he sentido por unos momentos como me trasladaba al asfixiante y corrupto Baltimore de los últimos años del padre de la literatura policiaca, he respirado ese ambiente cargado de horror, opio y absenta, de lujuria, culpa, muerte y excesos que inundan sus relatos. Hoy me he sentido juguete del destino al ser abandonado por las musas y cruelmente entregado al azaroso capricho de un pezón. Un pequeño, aunque escurridizo bulto en una blusa anónima.
Sin lugar a dudas, querido lector, las últimas líneas leídas habrán despertado en su imaginación pensamientos que, créame, no se atienen a la realidad, que nada tienen que ver – ni por asomo – con una experiencia tan dura, cruel y horrible como la que he, más que vivido, sufrido. Por favor, abandone todo prejuicio, por lo menos hasta leer lo que a continuación le expongo.

Por circunstancias que no vienen al caso me encontraba en la bolera jugando con unos amigos. De por sí puede ser incomprensible, inaudito y terrible, que en plena época estival (¡que vienen las suecas!) pasemos las noches encerrados lanzando pelotas en lugar de dar rienda suelta a nuestra virilidad. Pero nadie ha dicho que este post sea una edulcorada comedia romántica; ni mucho menos el terror al momento clave, el miedo al fracaso, el horror de qué dirán… paralizan nuestros sentidos y capacidad de iniciativa,
La partida no había hecho más que comenzar cuando se hizo el silencio en el grupo, un aire frío congelaba el ambiente y nos sacó de la partida: junto a nosotros, semioculta entre sus familiares, una joven de buen ver atrajo nuestras miradas y más oscuros (y por qué no decirlo, lascivos) pensamientos. Sin duda la partida estaba más que perdida, el Dios de los Bolos nos había dejado al capricho de una sirena que nos llevaría a la perdición.
Los plenos desaparecieron, los semiplenos se convirtieron en manos en blanco, aquella partida estaba en manos del destino.
Cual Ulises atándose al mástil del barco decidí luchar contra el canto de sirena mirando hacia otro lado, buscando la concentración en un paraíso lejano. Quién me iba a decir que el “paraíso” iba a ser un infierno.
Tras una leve ojeada alrededor de la pista, nos miramos. No nos conocíamos, nunca nos habíamos visto… y a partir de ahora la tendré en mis pesadillas. Tras su segunda tirada, dispuesta a sentarse y a anotar los puntos, bajo la blusa de la madre se podía (más que adivinar) reconocer el pezón rebelde que había escapado del yugo opresor del sostén. Un rígido, severo, amenazante y dictatorial pezón que me subyugó, apresó mi voluntad y me acosó durante toda la noche.
Igual daba la posición que adoptara, la conversación en la que interviniera, la férrea búsqueda de concentración a la que me sometiera… en mi nuca notaba como me observaba, vigilaba, acosaba, me señalaba.
Dinamitaba mi moral y mis esperanzas, ya no de ganar una partida que sabía perdida, sino de poder sentirme humano, de ser digno de mi raza, de mi círculo de iguales, de mis amigos. Porque, aunque no lo veía sabía que me contemplaba todopoderoso como un dios a un simple gusano.
Y daba igual el universo circundante, lo mismo daba el ritmo de juego de su partida: el tiempo parecía haberse parado, todos a mi alrededor se mostraban inanimados, no se oía nada… que no fuera el frío aliento de ese incómodo y desagradable pezón dándome en la nuca.
Por un pequeño momento intenté rebelarme, asustarle, enfrentarme a él, mostrarle que no podría hacer lo que quisiera conmigo… pero apenas le pude sostener la mirada unos segundos. Era el dueño y señor de la situación y no podría hacer nada contra él ¿o quizás sí? Podría delatarle, advertir a su dueña de su fuga, de su dictatorial gobierno sobre mí, asestarle así un duro golpe por la espalda, derrocarle a través de una pequeña revuelta aliándome con alguien más poderoso que él.
Pero, ¿a quién engañaba? No soy tan valiente para eso.
Por ello acepté mi derrota y me sometí a su poder hasta que la partida terminó y se fue por donde vino: por la puerta, con una familia que escondía una chica espectacular y un pezón acosador.
PD: Tras un pacto de caballeros, hemos decidido que los tres bloggers presentes en la pista muestren su punto de vista sobre tan esperpéntico suceso. Las otras visiones están en los espacios de
Patapalo: http://www.mascachinas.blogspot.com/ (proximamente)

lunes, 13 de julio de 2009

EL CURIOSO E INTRIGANTE MISTERIO DE LOS ENIGMÁTICOS NOMBRES DE LAS MESAS DE BODA

Vengo observando en los últimos años cómo se viene imponiendo en los convites de boda una singular tradición que suele provocar en muchos de los invitados una curiosa respuesta: la repetición mimética de esta práctica en su próximo enlace.
Como bien indica el título de este post, hablo de los nombres de las mesas en una boda: esa novedosa costumbre que provoca en muchos casos la rotura de coco de los invitados al preguntarsé el porqué de su ubicación en la mesa "Iker Jiménez", o qué tienen en común todos los sentados en la mesa "Los 3 mosqueteros"
Un hábito que parece haber salido al relevo de otros avocadas a la desaparición -como romper la corbata del novio para venderlo o el comer la tarta que los novios parten delante de los invitados-, y que comienza a hacerse un hueco en los preparativos y sorpresas del convite. Ahora que hasta los chinos venden números para poner en las mesas, nos da por bautizarlas usando el alfabeto.

No entro a juzgar o criticar tan pintoresca acción, que seguramente practicaré el día que me toque (de hecho tengo a buen recaudo la temática y nombres), pero sí creo interesante dedicarle un momento al estudio -desde un punto de vista social, cultural y antropológico- de tan singular moda. Desgraciadamente, al carecer de la cualificación necesaria para ello, me limitaré a escribir sobre esto en un tibio post:

Que tan simpática muestra de espontaneidad de los novios se encuentre tan vinculada con el arduo, polémico y extenuante momento de formación de las mesas, me lleva a imaginar en este nombramiento como un pequeño juego de "cierre", como un pequeño azúcar en una de las últimas discusiones prematrimoniales.
No dejo de preguntarme, sin embargo, qué pasa cuando hay más mesas que ideas, cuando (por ejemplo) cada mesa tiene el nombre de una novela de Stephen King y descubres que te quedan dos por asignar. ¿Acudir a dos relatos? ¿Poner el nombre de una película basada en un cuento? ¿Qué pasará si alguien se da cuenta y lo descubre todo? Vaya contrariedad.
Por otro lado, y seguramente me equivoque, me da la ligera impresión de que tal labor "creativa" suele recaer fundamentalmente en la parte "masculina" de la pareja (a ver si, al menos, esto es capaz de hacerlo solo... y bien) Un pequeño entretenimiento para una mente ociosa. Quizás por eso a nadie le sorprende ver que el salón parece una convención del Real Madrid (con los nombres de los históricos y galácticos), el Museo del Rock (con los mejores guitarristas de la historia), o la parrilla de salida del circuito de Spa.
No obstante, y a pesar de tanta testosterona pensante, si hubiera que hacer un ránking de nombres de mesa más recurrentes, sin lugar a dudas el líder indiscutible sería el de "nombres de película", categoría que -según los gustos de los novios- comprende un amplio abanico de títulos y de llamativos temas (amor, guerra, deportes...) Tras esta categoría, gustos como colores: toreros, playas, guitarristas, hermandades de semana santa, canciones, cuadros de Van Gogh, ciudades/países visitados por los novios...

Quizás lo único malo es que, con el tiempo, todo tiende a ser una costumbre espontánea e impuesta, perdiéndose toda la frescura con la que nació: que todo se anquilose y no evolucione hacia nuevas formas y fórmulas. Y es que las mesas pueden dar mucho juego para limitarse a ponerle nombres de presidentes de los EEUU o títulos de libros de García Márquez.
Desde estas líneas: ¡¡Una llamada a la imaginación y a la creatividad!!!
Olvídense de las críticas que puedan llegar. Recuerden que:
--> Hagas lo que hagas, tu boda será criticada por algo
-->Lo que hoy es raro, mañana puede ser toda una tradición.
-->Con lo que te vas a gastar en la boda... al menos, haz algo a tu gusto.

martes, 7 de julio de 2009

desEDUCACIÓN ESPAÑOLA (I)

No pretendo ser alarmista, pero vivimos abocados al fracaso. Nos encaminamos irrefrenablemente hacia el desastre. Más allá de crisis económicas, financieras, sociales... nuestro final vendrá dado por la falta de preparación y cualificación de los españoles para progresar, o lo que es lo mismo: por la falta de un modelo (o modelos) educativo mínimamente decente,
(Desgraciadamente) no es necesario en estos momentos un sistema educativo de calidad; hoy se hace vital la puesta en marcha de medidas serias y urgentes que desarrollen un modelo de contención, de reducción de daños, que intente poner freno al maremagnum de analfabetismo (elíjase el que se prefiera: cultural, social, funcional...), deseducación, incivismo e individualidad que nos asola.
No es cuestión de LOEs, LOCEs, LOGSEs... sino de Política. Llevamos AÑOS (sí, en mayúscula) viendo como la materia educativa en nuestro país es un arma (arrojadiza y política) lejos de una prioridad, una realidad y una inversión (a corto, medio y largo plazo). La preparación (social, cultural, formativo...) de las últimas generaciones (entre las que me incluyo... y hace tiempo que pasé los 30) no sólo no es seria, sino que hace muchísimo que pasó de ser "de chiste" a ser "de pena".

Más allá de saberse la lista de los Reyes Godos, de hacer raices cuadradas sin calculadora (aunque animo a los presentes a comprobar los graves déficits que nuestros adolescentes presentan en expresión oral y escrita y en la realización de pequeños cálculos mentales... sin utilizar los dedos) es necesario recordar que el analfabetismo y la ignorancia son llaves que abren las puertas a actitudes y pensamientos racistas y xenófobos, a radicalismos y fanatismos (políticos, religiosos), así como a la desigualdad y a la falta de libertad.

Tras conocidas cortinas de humo ("Educación para la ciudadanía, "Religión, optativas y alternativas", "La batalla del idioma en Cataluña, País Vasco y Galicia"...) se esconde una realidad reflejada en estudios como el Informe PISA: un alumnado apático que disfruta de su ignorancia, un profesorado machacado (a veces, incluso físicamente) que no encuentra motivación, unos padres desorientados que carecen de herramientas para educar a sus hijos, y un sistema educativo que, lejos de premiar e incentivar el esfuerzo, alberga y protege a auténticos parásitos (Para evitar dispersarme, abordaré este punto en un próximo post)

No es sólo cuestión de inversión-dinero (que también lo es), sino de inversión-interés, de inversión-esfuerzos, inversión-coordinación... de, en qué medida nuestros políticos (da igual si en el poder o en la oposición) les conviene desarrollar una auténtica Política Educativa, hasta qué punto quieren educar o adoctrinar. En qué medidas apuestan por un futuro, por el país, por sus ciudadanos.
Porque, si existe (o debiera existir) un trabajo común y coordinado entre distintos grupos y/o partidos en la lucha contra el terrorismo, ¿por qué no en materia educativa? ¿Por qué un asunto tan urgente, delicado y primordial como la educación se deja en manos de las Comunidades Autónomas (y sus intereses)? ¿Por qué se tolera en los últimos años esta proliferación y sucesión de leyes y sistemas educativos que no llevan a ninguna parte?

Si ahora, la generación JASP estamos a la cola de Europa, ¿qué ocurrirá cuando los que estos días "gozan" de nuestro sistema educativo lleven la rienda del país (en política, economía, sociedad, cultura...)? No creo que haga falta ser Nostradamus para ver el futuro algo "incierto"

CRISTIANISMO Y ORGULLO FRIKI

Es la pasión que el ser humano pone en aquello que le gusta, lo que le diferencia del resto de animales y hace que se supere constantemente, sin existir apenas límites para lo que se propone: volar, escalar montañas, llegar a la luna, curar enfermedades... además de llevarle a acometer las mayores tropelías que se van visto en la historia.
Hay pasiones de todo tipo y para todos los gustos, quizás la más singular y curiosa sea la que en nuestros días tiene y demuestra un buen aficionado. Y escribo "aficionado" (sin delimitar a qué) por la gran variedad de aficiones que existen, quizá tantas como personas.

Hoy existe una delgada (pero más que consensuada) línea que delimita lo que son aficiones "normales" y aficiones "singulares", aficionados y frikis.
Según esa línea socialmente aceptada:
> Yo (que me gusta la Guerra de las Galaxias, he visto las películas y llevo camisetas con motivos de la saga, oigo las bandas sonoras, conozco sus personajes, he ido a Madrid a ver una exposición, tengo los dvds, merchandising y leo libros y revistas de cine que traten el tema) soy friki.
> Tú (que te gusta el fútbol, eres fanático del Real Madrid y ves los partidos que ponen en la tele, que tienes camisetas de tu equipo, sabes el himno y los cánticos más populares, conoces la alineación, los nuevos fichajes y sus cláusulas de rescisión, los suplentes, a los cedidos, traspasados, vendidos, los históricos, has ido a ver algún partido, conoces jugadas, goles, tienes algún que otro producto oficial, a diario lees prensa deportiva y ves los programas deportivos) eres un aficionado.

Yo, que esperaba impaciente el estreno del Señor de los Anillos, soy friki. Tú, que soñabas que Kaká y Cristiano fuesen fichados por el Madrid, eres aficionado. Hablo de R2D2 y soy friki, comentas que CR7 ahora es CR9 y (además dártelas de entendido) eres aficionado.
Y es que, no deja de alucinarme que lo que anoche aconteció: 90 mil aficionados se dieron cita en el Santiago Bernabeu para ver la presentación de Cristiano Ronaldo, se tuvo que cerrar la tienda oficial por avalancha de compradores (a más de 80€ la camiseta), se paralizó el mundo informativo a nivel mundial para decir que este jugador se había puesto la camiseta con el 9, y se vino el estadio abajo porque se "besó el escudo", un pipiolo de veintipocos años dijo que valía los más de 90 millones de euros que se habían pagado por él...
Por no hablar de lo que va a acontecer con el funeral de Michael Jackson y la reacción de su legión de seguidores.

Con cosas así, me siento orgulloso de ser considerado un friki.

viernes, 3 de julio de 2009

LOS LECTORES QUE DEVORABAN LIBROS DE UN AUTOR MUERTO

Hubiera sido más fácil y convencional titular este post Bestseller, pero prefiero abrir las puertas a una nueva moda editorial:
Si después de El Código da Vinci arribaron a nuestras estanterías miestrios sobre templarios, cátaros, logias masónicas, enigmas sobre Dante, Poe, Dickens, informaciones ocultas en la obra de Bernini, DaVinci, MiguelÁngel, Goya... ahora con la trilogía de Stieg Larsson, puede ser que a los autores les de por ponerle a sus novelas de misterio un título largo y enrevesado.
Porque, si alguien no se ha enterado, el fenómeno literario del momento tiene nombre y apellido: Lisbeth Salander. Ella es la protagonista y el eje de la trilogía que está mandando en las librerías de medio mundo. Millennium ha cogido el testigo de Crepúsculo, El Código da Vinci, Memorias de Idhún, La Catedral del Mar, Harry Potter, La Sombra del Viento, El Capitán Alatriste, El Médico, ¿Quién ha robado mi queso?, El diario de Bridget Jones... y, por supuesto, Los Pilares de la Tierra.
Al contrario de toda lógica, comencé a leer Los hombres que no amaban a las mujeres después de ver la película. De esta manera, y teniendo en cuenta los giros, omisiones e invenciones de toda traslación de novela a pantalla, sabía el principio, el esquema argumental de la obra y el final de lo que iba a leer; y con todo, me decidí a leer la novela en busca del maná literario de la temporada.
Dejando aparte la portada, el título, el grosor y los elogios de los fanáticos (más que seguidores de la obra), intenté acercarme al libro desde el punto de vista de un lector normal y corriente sin prejuicios. Y lo que encontré fue una novela que, conforme avanzaba en su lectura, me iba atrapando y seduciendo hasta el punto de convertir la lectura en un acto obsesivo: prácticamente lo he devorado en tres tardes.
Los factores del éxito, aparte de un posible pacto con el diablo, sólo son 2: la creación de uno de los personajes femeninos más atrayentes y enigmáticos de la literatura moderna y el respeto a las reglas que debe cumplir todo bestseller que se precie:
>Lisbeth Salander es todo un descubrimiento literario comparable a la Escarlata O´Hara de 1936: una mujer con una personalidad arrolladora que, lejos de ser la secundona "acompañante" del protagonista (como en el Código o en Ángeles y Demonios), se convierte en el auténtico motor de la novela.
>Las reglas de todo Best Seller: para aquellos interesados en hacerse un hueco en el desastroso panorama literario actual (no tanto por la calidad de su obra, sino por los índices de venta) se las enumero:
1. Todo el que se precie debe poder leerla: debe tener un lenguaje sencillo, directo, de fácil comprensión. Nada de enrevesados tecnicismos ni metáforas y recursos estilísticos. Las cosas por su nombre y pocos subjuntivos.
2. No importa tanto el grosor como el ritmo de la novela: cada capítulo debe desarrollar, como mínimo dos o tres acciones. Nada de interminables descripciones, de capítulos con referencias o anotaciones que no llevan a ningún lado. Si es viejo, feo y tiene la piel amarillenta se dice que es como gollum, y punto. ¿Para quñe describir el coche? Dí la marca y el modelo, si hay interés lo buscarán en internet.
3. El pasado es oscuro, enigmático y vuelve (siempre vuelve), el presente incierto y hay un maldito enigma que resolver. Raro es que no nieve o llueva en un momento dado, y por muy mal que le vaya al protagonista (que va a sufrir, y mucho) ya sabemos que todo se soluciona.
4. Un pequeño toque o matiz histórico nunca viene mal: La Edad Media, El siglo de Oro, El imperio Omeya, Alemania nazi...
5. El malo es la persona bonachona del principio de la novela, que se empeñan en decirte que no es culpable, y que "asombrosamente", lo acaba siendo.
Si bien esta novela responde en muchos aspectos a estos principios enumerados, sólo el placer de descubrir y conocer a la pequeña y enigmática Lisbeth hacen que la lectura de las (casi) 600 páginas merezca la pena.
Ahora, ¡¡A por el segundo!!