jueves, 22 de septiembre de 2011

LITERATURA PARA JÓVENES

Una de las grandes inquietudes que me acompañan desde mis primeros años como animador es saber inculcar (saber... y poder) hábitos lectores.
Aunque un libro siempre ayuda, sigo creyendo (todavía más, si cabe) que su desarrollo en la infancia y fomento en la adolescencia, resultan claves en la maduración de la persona.
Cierto es que los libros como "ventanas al mundo" han sufrido un serio "varapalo" desde la consagración de internet como fenómeno global de entretenimiento y comunicación ("¿Que si leo? Claro, todos los días. Leo el tuenti, maestro"), pero aun con la red como "rival", la lectura consigue niveles de interacción con el usuario (meterse en la piel y mente de los personajes, conocer distintos lugares, dejarse arrastrar por 1001 situaciones...) que la red apenas puede soñar con esbozar.
I. Lectura en la animación
Como animador, la dinámica era simple: "trasladar al niño al universo propio de la obra que se trabajase". Y dado que resulta imposible meter a los niños dentro de los libros, se sacaba de estos todo para facilitar el contacto de los pequeños con el texto.
Dependiendo de las posibilidades (y presupuesto), los métodos y medios eran más o menos llamativos (guiñol, cuentacuentos, juegos, talleres, gymkanas...), pero siempre resultaban efectivos. La clave de estas interacciones se cimentaban en dos principios bien claros: la máxima interacción posible (darle al "público" el papel protagonista en las actividades que se llevaban a cabo) y la adaptación de la obra a las características (número, edad) e intereses de los usuarios.
De esta manera, durante mis años de animador, he trabajado obras como: Harry Potter, La vuelta al mundo en 80 días, Robin Hood, Don Quijote de la Mancha, el universo literario de Hans Christian Andersen...
El entusiasmo escrito en los ojos de los niños durante las actividades y los aplausos espontáneos una vez finalizadas, eran síntomas de que se conseguían los objetivos propuestos.
Y es que, si en los libros dirigidos a la infancia, las historias, tipografías e ilustraciones se diseñan teniendo en cuenta las características psicoevolutivas de los menores... ¿por qué no iba a hacerse así con las actividades de fomento lector?
Las principales dudas y problemas surgieron en el momento en el que decidí dar el paso a la docencia: ser profesor de lengua y literatura en secundaria. 
II. Lectura en la enseñanza
Cuando te propones trabajar en este ámbito, el tema de la lectura ni siquiera se pasa por la cabeza. La asignatura aparece como un todo, un corpus académico en el que gramática, léxico y literatura parecen reinar en solitario.
Curiosamente, la primera vez que me topé con el dilema de los "libros para leer" fue diseñando la programación que defender en las oposiciones. Destinada a 1º de Secundaria, la nimiedad de la selección de obras comenzó a transformarse en pesadilla a medida que crecía mi estúpida obsesión por encontrar aquellas en las que se conjugasen a la perfección los gustos de los alumnos, valores pedagógicos y calidad literaria. No sé si llegué a acertar en la elección de las obras (3 por trimestre), pero sí sé que me adentré en el pantanoso (y realmente enfangado) terreno de la literatura juvenil. Terreno en el que me encuentro atrapado y sin salida al encontrar en cada centro (a los que me mandan en calidad de profesor interino) diferentes normas, criterios, preferencias y debilidades en torno a la asignación de las lecturas obligatorias para cada curso.
Fundamentalmente, todo oscila en torno a 2 tendencias bien diferenciadas: clásicos o juveniles.
Queda feo que lo diga un profesor de lengua castellana y literatura, pero, si hay un tipo de literatura menos idónea para trabajarse con adolescentes, esa es la española. Y me explico:
La gran calidad de sus obras suele venir dada por su gran riqueza léxica y la -en numerosas ocasiones- complejidad que supone su lectura. Prácticamente a todos nos hicieron leer en mayor o menor medida algunos de estos libros, y creo que -hasta que se nos pasó "el trauma"- no muchos han repetido la experiencia de adultos.
Cierto es que, como no se les acerque a estas edades nuestra literatura, muchos no volverán a tener contacto con ella; que resultan esenciales para entender, no solo los movimientos artísticos, sino la historia de nuestro país y el devenir de su sociedad; que son muchas, y bastante buenas, las adaptaciones que de nuestros clásicos realizan las editoriales...
Pero al igual que podría resultar hasta ridículo hacer versiones para niños de clásicos como Casablanca, Ciudadano Kane, Los paraguas de Chesburgo, 2001 o Solaris, transformar La Celestina, El Buscón, El Conde Lucanor, El lazarillo o El Quijote para que puedan leerlo alumnos de 14-16 años, no deja de ser un crimen contra el buen gusto (si no contra la humanidad)
Clásicos aparte, el gran problema de la literatura juvenil es lo mala que es. Quitando determinados autores puntuales más que consagrados y algún título suelto que otro, últimamente todo parece girar en torno a realities herederos de la colección Gran Angular (con el prolífico Serra i Fabra a la cabeza) y novelas vinculadas al universo de la fantasía (del que Laura Gallego parece eje central) Obviamente, son libros ubicados al otro extremo de la pureza literaria que nos ofrecen nuestros clásicos. 
Y para colmo, los "niños" y son aparentemente mayorcitos para darles Roalds Dahl o Michaels Ende.

No resulta fácil enfrentarse a este dilema para alguien hasta cierto punto "ajeno" al universo de los clásicos. A la carga que supone el pequeño complejo por no tener estudios filológicos ni literarios a nivel universitario, se une el puñetero espíritu de animador que no acaba de abandonarme: mi Peter Pan interno suele salir a la luz en las reuniones departamentales "poniendo caras de aburrimiento y/o desidia" cada vez que alguien cita a la Celestina como ideal para 3º de ESO o la antología del 27 para 4º.
Es muy duro ceñirse a los cánones literarios patrios cuando uno se ha criado literariamente leyendo a Twain, Verne, Stevenson, Dumas... y ve cómo todo aquello que idolatra se limita a "Tom Sawyer para 2º".