miércoles, 12 de enero de 2011

PAPEL EN BLANCO, MENTE A CERO

No quería hablar en voz alta, ni siquiera pensarlo, pues sabía que esta situación podía darse. La conozco, y no es la primera vez que la sufro. Pero hasta hace un mes sólo había lugar para la euforia y los buenos augurios: tal era mi torrente creativo, que las servilletas de bares y cafeterías, los resguardos de cajeros automáticos, tickets de Mercadona, e incluso los exámenes de los alumnos y el papel higiénico del baño han sido objeto de anotaciones para preservar del olvido las ideas más peregrinas que –repentinamente– se apoderaban de mi mente y la dejaban (aún más si cabe) inútil para el trabajo y el estudio.

Como si del mismísimo Renacimiento se tratase, parecía que había vuelto a los/mis orígenes, a aquellos años de estudio en Sevilla, de tecleo incesante en la Olivetti, de pensamientos caóticos, historias demenciales y paranoias varias que, con gran orgullo de “patriarca del clan del artista”, muchísimo amor y esmero, acabó encuadernándome mi abuelo (no sin pregonarlo a toda la familia: “habemus artifex” [tenemos artista... creo, mi latín es peor que mi "inglish leval"]), y que conservo en la estantería junto a El Quijote.

Octubre y noviembre fueron unos meses intensos de escritura, fotografía, dibujo, música, facebook… una lástima que no existan las bajas por iluminación (cuánto talento desaprovechado cada día en las aulas del instituto…)

Pero, tal y como vino, se fue. La inspiración precedió a la expiración (intelectual) en la que me encuentro, las musas me abandonaron sin dejarme siquiera una mísera nota de despedida, las servilletas en la cafetería descansan tranquilas, los recibos del banco se acumulan en la cartera en espera de tiempos mejores, los tickets del supermercado vagan en el fondo de las bolsas (que a partir de febrero habrá que reutilizar), ya sólo puede verse la escritura de los alumnos en los exámenes, y en el papel higiénico… bueno, digamos que ya no tengo bolígrafos en el baño.

No hay nada peor para quien sueña, que no disponer de la claridad de ideas para expresar lo que se piensa, siente o anhela; ser consciente de que, una de las pocas cosas que le diferencian de los demás, que le hacen único (sus constantes, estilo, dejes, fallos, reiteraciones, perspectivas… al componer, dibujar, pintar, escribir, rodar o fotografiar: su personalidad), se han diluido, están ausentes, no existen… siendo uno más de los hombres de gris de la novela “Momo”.


Para aquellos profesionales que viven de su arte –que posiblemente tengan mucho que decir sobre lo que acabo de escribir– no son más que gajes del oficio: no dejan de ser un comerciante que se ha quedado sin productos, un fabricante sin materias primas.

Pero, quienes llamamos afición a la misma actividad que estos profesionales llaman arte, el bloqueo, el no dar con las vías adecuadas para expresarse… más que una frustración, supone un obstáculo que impide que seamos nosotros mismos; llegando, en determinadas ocasiones, a ser una discapacidad, pues resulta imposible movernos con autonomía por aquellos campos en los que antes lo hacíamos con toda comodidad, placer, destreza…

Con todo esto quiero ilustrar la terrible situación creativa en la que me encuentro, despojado de mi capacidad expresiva, cruelmente abandonado a mi suerte, ignorado por aquellas musas que tantas tardes y noches de inspiración me regalaron.

Por favor, dondequiera que estéis, si habéis leído estas palabras, volved.

Mi imaginación y mi creatividad, aunque “de saldo”, eran mis superpoderes, las que me permitían sobrevolar en este mundo de humanos.

3 comentarios:

Friki Fontaneda dijo...

No es muy alegre para ser el primer post del año. Pero eso de escribir resúmenes del pasado, propósitos para este y cosas así no es lo mío (al menos este 2o11)
A ver si para el II Aniversario se me ocurre algo más simpático,,,

JAVB dijo...

Cela una vez habló de las musas. Vino a decir que cualquiera, por muy idiota que sea, es capaz de escribir una novela (por muy mala que sea), si se sienta todos los días 8 horas a escribir.
Así que ya sabes, sentadito hasta que las almorranas te sangren. Verás como Cela tenía razón...

La otra opción es que te esté afectando más de la cuenta lo tuyo con esa muchacha (esto lo digo por decirlo, pero incluso así te harán preguntas)

Friki Fontaneda dijo...

¿no tuviste suficiente con la movida del post aniversario? Jajajajaja
Ya me veo dando una rueda de prensa en casa:
No solo no he conseguido el balón de oro para España, sino que no hay muchacha.