miércoles, 15 de diciembre de 2010

¿QUIÉN ES MI HÉROE?

Tras intentar (de manera infructuosa) hablar de épica, no tengo más remedio que bajar el listón, y me dedico a contarles grosso modo (con la ayuda de Flor de Leyendas, de Alejandro Casona) aquello que dicen que ocurrió en la antigua Grecia cuando Paris raptó a Helena y se armó la de Troya. Parecía que más o menos por aquí se podía enseñar algo y arengué su curiosidad narrando el combate entre Héctor y Aquiles, el de los pies ligeros.

Tarea para mañana: "háblame de quién es tu héroe". Y leí y corregí trabajos sobre madres, padres, Cristiano Ronaldo, Edith Stein (!!), Supermanes, "Espiderman"...

Casi tres semanas después, a la desesperada, en busca de unas décimas para aprobar, me asaltan en el pasillo con la frase: "maestro, lo tenía hecho, pero en casa, y se me olvidaba todos los días" El texto, escrito de forma improvisada en la parte de atrás de una fotocopia del departamento de Educación Física ("El Calentamiento"), reza lo siguiente:

Un pequeño niño

Que tenía 4 años, tenía muchas fuerzas. Se encontró a un supermani y a una tortuga. Que salvaban el mundo juntos. Pero el que más tenía fuerzas era el pequeño niño que era el mejor. No le daba miedo de nadie ni de nada. Un día robaron en un banco unos hombres malos tapados. Supermani y la tortuga se fueron a otra ciudad. El niño pequeño cogia a los tacadores de bancos y los metió en la cárcel a todos los malvados. Supermani llegó con la tortuga y la tortuga estava hérida y el pequeño niño consiguió unas gotas de las matas de las anacondas de la selva, se las echó y al siguiente día se curó. Estava en la muerte muy malo y llegó el pequeño niño le echo las gotas en el corazón. Como unas lágrimas, sudo mucho, se puso pálido le echarón más gotas de lágrimas frías y al siguiente día se levantó con fuerzas. y todos juntos lo celebrarón: y comieron huevos papatas fritas.

FIN

viernes, 26 de noviembre de 2010

PINCHAZOS CONTRA LA VIOLENCIA

El pasado 25 de noviembre se celebró el Día en contra de la Violencia de Género. Un evento importante y sobre el que (de cuál no) se realizaron numerosas actividades en el centro: proyección de un video de sensibilización, contrucción de murales,charlas y debates en las sesiones de tutoría, y reparto de lacitos blancos.

Aunque ahora no seamos capaces de recordarlo, no hace mucho casi nos quedamos sin colores que lucir: el lazo rojo del sida, verde contra las drogas, negro contra el terrorismo, naranja, el rosa contra el cáncer de mama, el morado, lavanda, amarillo, gris, plata, arco iris... de manera que era inevitable salir a dar una vuelta por la calle un buen día y no llegar con uno sujeto de la solapa de la chaqueta por un finísimo alfiler.
Quizás por ello me invadió brevemente la nostalgia cuando, en el pasillo del centro, unas alumnas me "impusieron" el lazo...
Más tarde me invadió la tristeza cuando, al finalizar la jornada, descubrí que había sancionado con partes de conducta a varios alumnos que habían estado usando la aguja para dedicarse a pinchar a los compañeros en el aula.

Un símbolo para la reivindicación en contra de la violencia, convertido en instrumento de agresión... Más triste que irónico.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

TAMBIÉN LOS ÁRBOLES VAN A LA PELUQUERÍA

Cierta mañana de domingo vagando por las calles de Guadix, sin saber cómo ni por qué, di a parar a un parque urbano. Un sitio idóneo donde evadirse del mundanal ruido y disfrutar del solecito... cuando el tiempo lo permita.
Entre arbustos, troncos, piedras y columpios había una serie de azulejos con poemas dedicados a diferentes tipos de árboles. No soy poeta ni entiendo de poesía (a pesar de mi oficio) pero, de entre todo lo que leí, me quedé con una estrofa: "antorchas de mi calle".
No deja de ser una simple cursilería, aunque cuando paseaba de regreso a casa y veía esas hojas amarillentas... descubrí que, más que teas ardientes, son personas.
A la izquierda tenemos un típico ejemplar de Árbol Hojapédico (el calvo de toda la vida), que hace más literal que nunca ese dicho de "hace un frío que pela". La hoja caduca de este ejemplar caducó hace tiempo (lo lamento, el chiste era inevitable)

Aquí, un Árbol Cuarentón, prueba de que, también los grandes vegetales peinan canas. Sin lugar a dudas, parece ser que aún nadie ha inventado el "just for trees".

Curiosamente, las similitudes entre la floresta accitana y los seres humanos van más allá de las que pueden extraerse de estas dos instantáneas. Es muy normal que no me crean, pero, aquí, también los árboles van a la peluquería.

Los hay que aprovechan el frío de la noche para ponerse y lucir unas bonitas mechas en sus ramas, mostrando un curioso contraste entre el natural de sus hojas y unas bonitas vetas color caoba. A la izquierda, una típica muestra de Árbol Moreno de Bote.

También existen los que, por temor o vergüenza de su alopecia, se realizan injertos, los conocidos Árboles con bisoñé... no muy vistosos.

Pero de todos los que hay, el más curioso es el Árbol Rastafari, con el que me encontré en una zona no muy vistosa de un parque, y en el que puede observarse el típico peinado "rasta" de sus ramas, tan popular entre los aficionados a Jamaica, Bob Marley, el Reaggae y cierta planta a la que llaman como a mi hermana.

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Puede que por ello, y viendo esta pequeña imagen, más de un ejemplar accitano deba plantearse acudir a una clínica especialista en el cuidado del cabello...

miércoles, 17 de noviembre de 2010

FÍSICA DE LO COTIDIANO

Aunque las famosas bajas temperaturas de esta zona no tardarán en llegar (por ahora no se ha pasado de -1ºC), el fresquito matutino es una realidad más que palpable: pañuelos palestinos, bufandas, bragas que tapan hasta la nariz, algunos que otros guantes... marcan el preludio de un frío que está esperando a la vuelta de la esquina.

Se dice que más sabe el diablo por viejo, que por diablo. Y no hace falta ser adivino para comprobar que, a sus 16 años, los alumnos conocen mil y una tretas para esquivar (de alguna u otra forma) este frío que conocen desde su más tierna infancia:
- El llegar tarde a primera hora garantiza mesa en salón calentito... en una cafetería que hay a unos metros del centro. Y entre colacaos y cafés puede verse cómo asoma tímidamente algún que otro carajillo.
-El pasillo que da a la biblioteca, sala de profesores, jefatura de estudios y sala de convivencia, aunque desagradable en el recreo por el vaivén de maestros, constituye un entorno proclive para reuniones de alumnos al ser estrechito y contar con varios calefactores.

No obstante, me quedo con esta muestra de genialidad y sabiduría de la que, diariamente hacen uso mis alumnos (¡Adónde podrían llegar si aplicasen estos dotes a la adquisición de conocimientos!)
La imagen está tomada una mañana cualquiera en una de las aulas del instituto: bocadillos, previamente aplastados para poder ser introducidos en el radiador, aguardan desde las 8:15 el momento del recreo (10:15). Fundamental es que el bocata (de carne con tomate, jamón y queso, o simple chacina) venga elaborado de casa y debidamente envuelto en papel de plata, pues, en la cafetería del centro los despachan en bolsa de plástico, "que conserva muy mal el calor, maestro".

La física aplicada a situaciones cotidianas...

miércoles, 10 de noviembre de 2010

LA EXTRAÑA E INCOMPRENSIBLE INFLUENCIA DE LAS PIZZAS BARBACOAS SOBRE LOS SEMÁFOROS EN ROJO

Me ha vuelto a pasar, cuando me he querido dar cuenta llevaba casi cinco minutos en la esquina, junto al semáforo, mirando al cielo, a la oscuridad, al vacío. Más de uno, al pasar junto a mí ha buscado adónde se dirigía mi mirada perdida. No lo ha encontrado. Al igual que yo, que por mucho que he observado atentamente, no he podido localizar, tampoco esta vez, ningún foco.

No es la primera vez que me ocurre: embebido en mis propios pensamientos, intentando encontrar sentido a todo lo que veo, vivo, me pasa, me rodea… llego a la conclusión de que “hay truco”. No puede ser todo tan extraño, tan arbitrario, tan azaroso… Así que me paro en seco y busco algún indicio que demuestre que, como en “El Show de Truman”, soy el centro de un mundo especialmente diseñado para estudiar y contemplar mis pensamientos, acciones y decisiones.

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Puede parecer paranoico, pero a veces todo encaja, hay ocasiones en que mi tesis tiene sentido… hasta el punto en el que casi puedo oír muy débilmente la voz de un narrador omnisciente describiendo todo lo que me ocurre, hago y pienso; como le ocurría a Will Ferrer en “Más extraño que la ficción”. Y me pregunto, entre curioso y cínico con qué palabras, la cruel autora de las páginas que protagonizo –pues solo una mente femenina puede urdir una historia así–, ha pensado despacharme y terminar su obra.

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Creo que debería dejar de tomar pizzas barbacoas del Día

CONFESIONES

Nunca imaginé que acabaría de esta forma, rompiendo todas y cada una de las reglas que, en su día, juré cumplir y respetar.

Es curioso, pero aquí en la tierra nadie ha parecido darse cuenta de ello. Lo que no deja de ser un gran alivio… al menos para nosotros.

Cierto es que aquí abajo las personas tienen suficientes motivos de preocupación –les invaden bastantes quebraderos de cabeza– como para ponerse trascendentes y plantearse qué puede estar pasando por aquí arriba. Más aún en estos años en los que ni los creyentes pueden dejar de pensar en cosas terrenales… y a nadie le parece interesar los asuntos celestiales.

La historia de la humanidad es cíclica, todo se repite: cada determinados periodos de tiempo suelen darse picos altos y bajos, grandes avances y subidas (el descubrimiento del fuego, el Renacimiento, la Revolución Industrial…) y grandes caídas (la peste, la Santa Inquisición, las Guerras Mundiales, la Gran Depresión…) No hace falta ser un entendido para darse cuenta de que estamos inmersos en una de las segundas. Quizá pueda parecer una exageración, incluso pensarán que soy un agorero; créanme, lo que han visto y vivido no es nada en comparación con lo que espera.

Pero por favor, que a nadie le invada el pánico. Se ha salido de situaciones peores y ésta no va a ser una excepción. El final no es inminente… aunque se encaminan, de forma imparable, a la última curva de la carrera.

Pero, antes de seguir divagando, permítanme comenzar por el principio:

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Al nacer no se suele entregar un libro de instrucciones al recién llegado en el que se expliquen cuestiones trascendentales como el sentido de la vida (para qué se está aquí, qué se supone que se debe hacer o a qué poder aspirar), un manual en el que se aporten consejos, datos o instrucciones que puedan hacer de la estancia en este mundo algo tranquilo y placentero… De hecho, sería una gran idea que se hicieran unos tutoriales para los pequeños del tipo “Cómo crecer y madurar decentemente sin morir o traumatizarse en el intento”. Pero hasta que la ciencia y la tecnología hagan posible el injerto de puertos USB en los recién nacidos… cada uno tendrá que aprender a solucionarse solito los problemas… atendiendo al lugar y a la clase social a la que pertenezca.

Se supone que los seres humanos habéis nacido libres, que fue el mejor regalo que se os dio cuando se os concedió la vida. Pero visto adonde os encamináis, sobra decir que no sois capaces de desenvolveros en este mundo con la suficiente madurez. No es un descubrimiento nuevo, y el que llevemos milenios entre vosotros es un hecho que lo corrobora. No sois malos, pero tendéis a perderos con facilitad, necesitáis una brújula a vuestro lado que os oriente. Y ahí es donde entramos nosotros, “la organización”.

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Como en cualquier corporación que se precie, existen procedimientos y estrategias para encarar y superar tiempos difíciles como estos días aciagos por los que atravesamos. Un plan de crisis que, debido a las innumerables ocasiones en las que se ha tenido que poner en marcha, se ejecuta con el ajuste y la perfección de los pasos de baile en un concurso de bailes de salón. La hoja de ruta contiene un único objetivo: superar la crisis con éxito. Y para ello no se repara en gastos, no se escatiman recursos, nada es suficiente para poder alcanzar el equilibrio.

Un equilibrio que, por otra parte, rara vez se consigue: cuando comienzan a hacerse visibles algunas mejoras en unos campos o estamentos de la sociedad, hay carencias en otras zonas o aspectos. Y es que, en nuestro oficio, nunca hay final, nunca hay descanso. Siempre existirán situaciones faltas de justicia, momentos difíciles de encarar, personas necesitadas de apoyo. Siempre se nos necesita, se requiere de nuestros servicios…

Por lo general, se cuenta con una plantilla fija de trabajadores –aunque por la jerarquía y la forma de desarrollar su labor sería más ilustrativo denominarlos “soldados”– que suele desarrollar el trabajo de campo. Un equipo bastante competente y experimentado que se encarga de solventar las situaciones y problemas ordinarios de cada uno de nuestros clientes, y cuya mejor baza es la experiencia acumulada a lo largo de todos estos siglos de bagaje profesional. La hoja de ruta es simple y clara: acompañar al cliente, estar con él, apoyarlo escucharlo y asesorarlo en todo momento, darle la confianza suficiente en sí mismo para que sus temores, inseguridades y autoestima no sean un problema en su vida. Todas las acciones que se estimen necesarias para ayudar, con dos pequeñas salvedades.

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LA PRIMERA SALVEDAD

La primera es bastante simple y lógica: el cliente no puede ni debe saber bajo ningún concepto que se está trabajando para él. Es importante que la organización y sus fines sean invisibles para él y para toda la sociedad. No beneficiaría en nada a los humanos el descubrir que los auténticos impulsores de sus mejores decisiones y acciones –quienes estamos detrás de su “lado bueno”– somos nosotros.

Quizás por ello, desde que hicimos aparición hace muchísimo tiempo, nos hemos venido presentando ante ustedes a vuestra imagen y semejanza. Como pueden ver, somos personas normales y corrientes que tenemos nuestra propia vida, nuestras propias familias, amistades, circunstancias, problemas…que desarrollamos en todo momento en paralelo (intentando compatibilizarlo de la mejor manera posible) con nuestra misión.

Llegados a este punto permítanme que haga un pequeño paréntesis en mi narración. No hace falta ser adivino ni telépata para saber que todo lo que estoy diciendo choca con los esquemas y las ideas preconcebidas que tienen sobre nosotros. Y, excúsenme, pero me resulta inevitable sonreír. No somos más que parte de una mitología religiosa en la que creían en su infancia y a la que, con el paso de los años, han ido relegando al olvido.

Es curioso comprobar que, al igual que hacen los niños pequeños, han creado sus propios esquemas e ideas que les permitan asimilar y adaptar nuestro universo a su mentalidad, dando una visión de nosotros –podríamos decir “poética”– en su literatura y cinematografía.

Efectivamente, les estoy diciendo que los ángeles existen. Yo soy uno –concretamente uno custodio, un ángel de la guardia– y, sí, con esta declaración estoy rompiendo con la primera excepción.

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LA SEGUNDA SALVEDAD

Para poder comprender adecuadamente la segunda excepción en toda su magnitud, se hace necesario explicar algunos aspectos importantes sobre el modus operandi de los ángeles de la guarda.

En contra de las ideas que se han generalizado a través del cine, los ángeles no son guardaespaldas invisibles a ojos humanos que acompañan en todo momento (tipo “Ciudad de ángeles”) o simpáticos enviados del cielo dispuestos a ayudar (el tierno Clarence, “Qué bello es vivir”) Como ya he citado somos personas normales y corrientes que nos relacionamos con ustedes en su vida diaria. Podemos ser su compañero de trabajo, su mejor amiga, la persona que le despacha en su tienda, o un desconocido con quien se cruce en un momento dado. Cualquiera. Porque, el trabajo que se realiza es global, conjunto. Cada uno de nosotros sabe cuándo, en qué momento y a quién se debe auxiliar, de manera que podemos ayudar a muchísimas personas, al igual que un humano puede ser ayudado por innumerables ángeles a lo largo de su vida.

Teniendo esto en cuenta, y para garantizar el anonimato de nuestras acciones, no está permitido el contacto y las reuniones entre ángeles más allá de los asuntos terrenales. Ésta es la segunda excepción, y la he vulnerado en tanto en cuanto he debatido con mis compañeros los pros y contras de mi intención de comentaros toda la verdad.

En un principio, a pesar de que se reconocen entre sí, ningún enviado sabe de los objetivos y las acciones a realizar por el resto. Cada uno conoce qué tiene que hacer y con qué personas debe contactar, y no puede compartir ningún tipo de comentarios o apreciaciones sobre sus misiones con nadie (primera salvedad) ni con sus compañeros (segunda)

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Su silencio les delata, supongo que en este momento no serán pocos los pensamientos que fluyen por su cabeza. La mayoría, como sería normal, cuestionándose mi cordura, la sensatez del discurso que les acabo de soltar: la serenidad de mi rostro, lo ágil y distendido de mi discurso, ¿verdaderamente creo lo que he comentado? ¿Creo en todo eso? Me parece lógico. De hecho, me preocuparía que no se planteasen lo coherente de todo esto.

No obstante, no son esas preguntas las que me interesa que se hagan. Apelo a una pequeña proporción de los interrogantes surgidos en su mente, y que vienen movidos por un “¿y si…?”, que abre las puertas a la duda, a la conjetura, a la posibilidad de que –al menos cierta parte– mi discurso, sea real. Porque necesito que me crean, necesito que sepan que mi existencia, el azar que me ha llevado a ustedes, que mi estancia en este lugar en este preciso instante… tiene un motivo, un sentido, un significado.

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Tranquilícense, no hay nada que temer ahora. Sus plegarias han sido escuchadas y tengo el inmenso honor de haber sido elegido para ayudarles. En estos momentos me encuentro aquí, única y exclusivamente, a su servicio.

lunes, 8 de noviembre de 2010

THE ROCK LOVE STORY

Nos encontrábamos a media luz, a solas en la habitación, y ella me pidió que me bajase los pantalones y me tumbase. Recostado, y ya de cerca, lo primero que me llamó la atención fueron sus ojos claros –apostaría que azules– y su boca, desde la cual, como dulce melodía, me iba diciendo suavemente qué debía hacer.

-“¿tu primera vez?” – preguntó con una agradable y tranquilizadora sonrisa.

Yo, intentando controlar los nervios, y aparentando que controlaba la situación, respondí bromeando: “La primera… y espero que no sea una experiencia traumática”

Dicho esto, mostró el bote de gel con el que, suave y delicadamente, sabía que iba a embadurnarme. Lo vi claro… esa mujer iba a saber más de mi interior en unos minutos que cualquier otra con la que hubiera estado anteriormente.

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Sin embargo, no era el sitio propicio para que surgiera nada idílico. Sobre todo teniendo en cuenta que, en lugar de amor, en el ambiente se respiraba cierto aroma sanitario.

Ahí me encontraba yo, en una posición de lo menos sexy y sensual que pueda imaginarse: tumbado sobre la camilla con la bata del hospital remangada y los pantalones a mediobajar. Es curioso, pero no se suele elegir la ropa interior pensando en que más tarde tengas que ingresar de urgencia en el hospital…

Allí estaba ella, sentada en el trono, frente a la pantalla de la eco, con el bote de gel en la mano dispuesta a untarme toda la barriga. No fue brusca, pero aquellos movimientos rutinarios me mostraron que, en aquella consulta, yo era un paciente más.

Minutos más tarde el escáner encontró la piedra que me había llevado a aquel hospital.

Y al final, se marchó.

lunes, 25 de octubre de 2010

LOS IRREDUCTIBLES GALOS

Nunca he podido con los franceses. Es algo superior a mis fuerzas. Porque no. No. Es que… qué va… que no… imposible…es que… no… que no… que no puedo con ellos.

Ojalá tuviera una explicación lógica a esta aversión, ojalá pudiera argumentar razones de peso, o simples conjeturas. Pero no. Que no. No puedo ni reflexionar sobre esto. No. Que no puedo con ellos.

Me gustaría que todo se debiera a una razón determinada, que tuviera un motivo concreto, que fuera fruto de una experiencia traumática… porque no los soporto desde que era pequeño.


Hasta mi adolescencia pensaba que ninguno se escapaba de la quema. Ellos nos tiraban los camiones de fresa… yo les prendía fuego a todos. A todos, excepto a Julio Verne. El padre de la novela de ciencia ficción. Sólo él se salvaba… hasta que llegué a “Viaje a la luna” y me topé con su visión de los españoles. Cambié de opinión.

En mi adolescencia quise salvar a Alejandro Dumas, el rey de los folletines de aventuras: el Conde de Montecristo, los tres mosqueteros… hasta comprobar que escribir escribir… no escribió mucho. Sería el artífice y la cabeza pensante de auténticas joyas literarias, pero también era un empresario que oprimía a los “negros” que le escribían. A la hoguera con él.

Cuando lo creía todo perdido, me acercaron a Víctor Hugo. Qué gran novela los Miserables, qué obra maestra, qué gran libro… (pero, qué largo) Nadie como él ha sido capaz de entrar en el alma humana y reflejar los más oscuros fantasmas, miedos, temores y anhelos. Parecía el francés definitivo…


Una tarde de abulia, revisando viejos cómics y libros, descubrí a Goscinni: Astérix, el pequeño Nicolás, Lucky Lucke, Iznogud… Nadie como él ha hecho tanto para abrirme los ojos, para mostrarme la verdadera naturaleza de los gabachos, del espíritu de pueblo, de su identidad, su idiosincracia… Y pasé de salvarlo solo a él… a salvarlos a todos.


Aquellos irreductibles galos rodeados por las tropas de Julio César, existen. Siguen en pie de guerra, continúan resistiendo. Lo hicieron en los cómics contra el imperio romano (y las nucleares, en un cómic apócrifo), pero, en la vida real también se alzaron e hicieron frente a sus gobernantes en la revolución francesa, en el mayo del 68… y en las constantes manifestaciones del último a en respuesta a la reforma de las pensiones. Con un poco de perspectiva, y mal que nos pese, son un pueblo que se une y se crece en cuanto surgen adversidades. Y lo mismo da que les gobierne Abradacurcix que Sarkozy, si merecen una colleja, ahí estará el pueblo para dársela.


Uno observa a sus vecinos con el rabillo del ojo, mira en la situación en la que estamos… y le dan ganas de quemarse a lo bonzo. Más allá del episodio en el que nos alzamos en contra de las tropas francesas que nos invadieron… no hemos sido más que peleles en manos de nuestros gobernantes. Marionetas de todo a cien que apenas supimos mantener una constitución progresista como la de 1812 ante el regreso de un rey absolutista (un monarca que, con la llegada de Napoleón, había salido corriendo de España a las primeras de cambio); un supuesto pueblo soberano (no digo país para no herir susceptibilidades de aquellos cortos de mira que llaman nación a un cacho de tierra que no deja de formar parte de España) que no es capaz de dar un puñetazo en la mesa, unirse y levantarse para hacer valer su voz y sus derechos.


Y es que…

No puedo con los españoles. Es algo superior a mis fuerzas. Porque no. No. Es que… qué va… que no… imposible…es que… no… que no… que no puedo con los españoles.

domingo, 17 de octubre de 2010

MELOPIDO (The Teletienda History)

Siempre he sido un apasionado seguidor del teletienda. Recuerdo con nostalgia su aparición con la llegada de las privadas, y sobre todo aquellos megaanuncios que ponían en mitad de la programación, como ocurría con el ciclo de cine de artes marciales que presentaba Coral Bistuer. Con los años, este tipo de espacios publicitarios sufrieron un notable cambio: las televisiones se limitaron a doblar al español los anuncios americanos y los relegaron a un horario menos competitivo: las madrugadas.
Eran mediados de los 90. Por aquel entonces me encontraba estudiando fuera de casa, y a falta de una compañía mejor, no había nada como recogerse un sábado por la noche a las tantas de la madrugada y hacer una recena con la que rebajar los niveles etílicos viendo las maravillosas propiedades del cuchillo Ginsu, que lo mismo cortaba un tomate, que una lata de cocacola.

Los presentadores no eran más que actores americanos de tv de segunda clase, la mayoría antiguas estrellas que, a modo de Emilio Aragón en VIP Noche, hacían un espectáculo de la venta un pelapatatas (éste hacía un show interminable del juego del tres en raya): Tony Danza, Suzanne Sommers, Mr.T... fueron quienes, además de convencernos de lo útil y sano que es tener un dvd en el que un exmarine del ejército de los EEUU nos enseñe ejercicios de aerobic militar, inspiraron un personaje de los Simpsons: Troy Mclure.

Un anuncio podía durar entre 15 y 30 minutos, dependiendo de si estaba rodado "a puerta cerrada" (lo que lo convertía en un "bucle" en el que 5 ó 6 veces te repetían lo mismo, y veías hasta la saciedad las caras satisfechas y los testimonios de los compradores), o si se hacía en falso directo, con público en el plató. Estos últimos son aún mis preferidos:
En un pequeño estudio que simulaba una enorme cocina, y frente a unas gradas donde un público curiosamente extasiado (desconozco si por alguna desconocida sustancia alucinógena) les contemplaba, estos actores se convertían en gurús de la venta por tv que lo mismo vendían cebos para pesca que un wok (el secreto de la milenaria cocina japonesa) Y después de 3 veces explicando lo mismo... llegaba el momento de invitar a alguien del público a probar el producto in situ.

Mi anuncio preferido era el del kit de peladores. Una caja llena de mil y un cachivaches, cada uno especialmente diseñado para quitar la puel a una fruta o verdura. El pelador de ajos, el de patatas automático que giraba sobre su eje, el de huevos duros... qué gozada. Y por el mismo precio te regalaban las cucharillas para quitar el corazón de las manzanas y otras para hacer formas curiosas con el melón (bolitas, cuadraditos, estrellitas...) Y el trituratodo!! De haber tenido móvil por aquel entonces, me lo hubiera comprado. Aquello... y (aunque sólo me gusta el de naranja) el hacedor de zumos, que extraía líquido hasta de una piedra. Impresionante.
Nada del grill de George Foreman, el juego de tropecientos cacharros peladores y trituradores es lo que hubiera pedido a los reyes... de saber que hubiera habido alguna opción de que me los trajeran.

Con el paso del tiempo, las cadenas han ido dedicando estos espacios televisivos de madrugada a videntes que supuestamente leían las cartas, videos eróticos de extraña calidad y concursos televisivos para mentalidades trastornadas. ¿para qué rellenar con videos de anuncios... cuando sale más provechoso poner a un espantajo con cartas o alguna anormal extraída de gran hermano pidiendo que llamen a una línea 906 y tener más ingresos?
(¿he escrito 906? Qué viejo soy, por favor!)
De repente, no fue tan fácil encontrar estos espacios publicitarios. Había que dar bastantes vueltas por las cadenas para encontrar al rey de la teletienda y al santo grial de los productos: El chef Tony y el Paint Runner.
El chef Tony es un cocinero con bigote y gorro de cocina, que parece sacado de una película de Disney. Gordito, con cara de bonachón y comilón, sólo él es capaz de vendernos en un anuncio de un grill, de una freidora sin aceite o de un juego de cuchillos, su juego de salsas ("El set de salsas del chef Tony") o cualquiera de sus libros ("Los libros de cocina del chef Tony") Si Arzak, Subijana y el cocinero de Rota se hubieran fusionado y el resultado se dedicase a la cocina italiana, sería el chef Tony. El chef Tony es el amo. Es el único capaz de acabar con la Bullimanía, el superhéroe que puede librarnos de la cocina del terror impuesta por Ferrán Adriá.
El Paint Runner es un clásico, (sí, más que el jes-extender) un juego de rodillos que no gotean y que, además, resultan fáciles de limpiar, que hacen de pintar una habitación un juego entretenido... y que contiene una brocha para pintar esquinas!!
Pero, más allá de ellos... no había nada.
Todo parecía indicar que habría que pasar las madrugadas viendo concursos del tipo: "animal cuyo nombre contiene las cinco vocales"

Y cuando había perdido las esperanzas... llegaron los canales de venta por televisión. La llegada de la imposición del tdt estaba cerca... y los emporios audiovisuales estaban dispuestos a rellenar con anuncios de teletienda aquellos canales para los que no tuvieran nada que emitir: canal club, cincoshop... por no hablar de las franjas más flojas de la sexta y antena3. Los anuncios de gran extensión fueron menguando para dar opción a la emisión y publicitación de nuevos productos: los hacedores de abdominales a través de descargas eléctricas, los robots de cocina, los colchones hinchables, las asas multiusos que pueden ponerse en la ducha, el bolígrafo reparador de arañazos para el coche, la fregona redonda que da vueltas y se exprime sin tener que hacer fuerzas, el doblador de ropa, el espantacucarachas que se enchufa, el plumero magnético...

Todo parecía inventado, y esta madrugada descubro el SHAKE WEIGHT... y mis ideales han comenzado a tambalearse. ¿Adónde hemos llegado? ¿En qué sociedad vivimos? ¿No estaremos cayendo en las redes del consumismo? ¿de verdad es insustituible este aparato para fortalecer bíceps y tríceps?




lunes, 4 de octubre de 2010

ROMANTICISMO Y TELETUBBIES

La actividad, después de dos días hablando del Romanticismo y de lo pesimista del pensamiento y obra de sus autores, era escribir una carta hacia alguien/algo que te hiciera sentir mal, triste, amargado, y expresarle lo que se siente hacia él.

El 90% escribió al instituto (cárcel, profesores que chupan la sangre y la energía, alumnado que como zombis que pasean por los pasillos... lo de siempre), pero -cómo no- hay alguno que aprovecha una actividad más o menos curiosa para hacer el payaso y ponerme a prueba. Aquí va su "carta":

Carta a los “teletubbies”

Señor, señoras y ser extraño con tendencia a la homosexualidad, tengo que empezar diciendo que sois lo más patético que he visto en mi vida. Os pasais la vida en una prostituta montaña con un sol con cara de bebé sadomasoquista haciendo el deficiente.
Tinki Winki es un travelo que se vende por dos tubbieuros a la entrada del polígono de Granada, pero en su estancia en teletubbilandia se pasa el día con un bolso en la mano para intentar que los otros teletubbies se fijen en que está saliendo del armario. Dipsi es un hippye de la Alpujarra Granadina que se dedica al cultivo y consumo de marihuana, pero en teletubbielandia está todo el día con un señor pelotazo y a su rollo. Lala es una adicta a la cocaína que vive en la miseria en la Almanjáyar de Granada, pero en teletubbielandia está con un puestazo enorme y hablando con todo el mundo toda enchufada. Y Po es una marginada donde esté porque es la más pequeña y está pensando en suicidarse, ¿por qué no la matais ya? ¿y por/qué no os pegais un tiro y ya está? Si no haceis nada por la vida y lo unico que haceis es hacer el deficiente mental.

miércoles, 25 de agosto de 2010

CRONICAS VIRTUALES DE UN SOLTERO A SU PESAR

A Freak Love Story
Dicen que el amor puede surgir en cualquier parte, en cualquier ocasión. Dicen que cuando conoces a la persona destinada a corresponderte, y a corresponderla, el mundo se para. Dicen incluso que hay quien ha llegado a oir de fondo a Sergio Dalma cantando eso de "No sentiré jamas la soledad" ("No Despertaré" en su disco "Cuerpo a cuerpo" de 1995) E incluso hay quien asegura que llegas a ver toda vuestra relación en una décima de segundo.
Lo que nadie te cuenta es que, el amor, tal y como viene se va. Que, cuando el mundo comienza a girar de nuevo, al segundo, todo sueño y pasión se diluirá y desaparecerá en a la cruel realidad. Porque un simple gesto, una palabra, una mirada... son suficientes para que la fantasía se haga añicos, caiga el castillo de naipes de tus sentimientos, y todo vuelva al principio como si nada hubiera ocurrido. Dicen includo que hay quien ha llegado a oir de fondo a Françoise Hardy cantando eso de "Comontediradió" ("Comment te dire adieu" para los franceses) E incluso hay quien asegura que llegas a ver esa cara de asco-reproche del tipo "¿que xxxxx miras?" en el rostro de quien por una décima de segundo fue tu compañera.

Esta noche he vivido todo este cúmulo de amor y despropósito. Esta noche me he enamorado, nos hemos enamorado y nos hemos desenamorado en menos tiempo del que tarda un sugus en pegarse a los dientes.
El momento y el lugar menos esperado fue la pasada noche cenando en el jardín de un restaurante. Mi (por milésimas de segundo) amor y enamorada, la camarera que se ocupaba de nuestra mesa. El desencadenante de los sentimientos una frase, y el final de todo, una mirada.

No es que fuéramos clientes habituales, pero era la tercera vez en menos de un mes que íbamos a cenar al mismo sitio: ¿por el agradable ambiente de aquel jardín? ¿por la calidad del servicio? ¿por su sangría que no sabe a sangría? Ni lo sé, ni me voy a parar a pensar en eso ahora.

La cuestión es que, con su habitual simpatía y desparpajo, la chica en cuestión se acercó a nuestra mesa y comentó que aquella mañana me había visto saliendo del carreful. Tras esto, y sin dar opción a que yo comentase ni le preguntase, dijo una de las frases que pasarán a la historia de mi extraña relación con las mujeres: "Eres friki como yo".
A estas alturas supongo que a pocos escapa mi condición de friki, y no sólo por el nombre de quien escribe y suscribe estas palabras, sino por lo variado y amplio de mis gustos musicales, cinéfilos, literarios (además por muchos de los post aquí escritos)

"Eres friki como yo". Así escrito puede parecer una adaptación sacrílega del "Jesusito de mi vida", pero la entonación (exclamativa, denotando cierta sorpresa y admiración) y la sonrisa que acompañó a aquella espontánea observación, acabaron por conquistarme. Y, efectivamente, el tiempo se detuvo.

En mi mente, como si de un fotomontaje se tratase, fueron apareciendo imágenes de lo más variadas: ella y yo, a la luz de la luna hablando de "Xerxes", lo próximo de Fran Miller, compartiendo cómics y nuestros pareceres sobre los mismos, discutiendo la calidad de la nueva entrega de "The League of Extraordinarie Gentlemen", disfrutando a oscuras, en el sofá de la versión extendida de "Watchmen" (extras incluidos) e imaginando la cara de indignación de Alan Moore viendo la película en su casa...

Si idílico era el sueño, terriblemente triste fue el despertar, la vuelta al mundo real, de manos de las burlas de mis amigos, espectadores de lujo de todo lo que sucedía. Tras el shock, llegó la explicación: al parecer me había visto por las escaleras mecánicas, saliendo del supermercado, con unos cómics de "Sin City" que me había comprado. No tengo idea de cómo llevaba los tebeos sujetos (no iban en bolsa debido a la diabólica estratagema comercial del carreful, hablé de eso aquí), pero se fijó en ellos antes que en la escandalosa sombrilla que también asía.

Entre bromas y risas transcurrió una cena de lo más jocosa (al menos para los que compartían mesa conmigo) hasta que, una vez pagado todo, y antes de irnos, aproveché que todos se habían dirigido a la puerta para intercambiar unas palabras con la revelación de la noche.
Le pregunté su opinión acerca de mis autores preferidos (Gaiman, Moore, Bendis...) y su cara de asombro-indiferencia-desconocimiento me dejó un poco pillado. Ante mi asombro, ella contestó en un tono mitad disculpa-mitad justificación unas palabras que marcaron un antes y un después en nuestra inexistente relación: "Soy otaku".
En aquel momento todas mis esperanzas e ilusiones se derrumbaron. Me sentí identificado con Romeo cuando su amada le dijo que era una Capuleto. No puede ser, una seguidora del manga, del anime... pertenecíamos a universos paralelos.
¡¡¡Soy un triste juguete del destino!!!
Y lo peor era que ella, en el fondo, pensaba lo mismo.

Sin lugar a dudas, no había nada que hacer. Todo había acabado. No había futuro.
Al menos, fue bonito mientras duró.

Actualización: Una semana después volví al restaurante. Había pasado los días antes en internet investigando la cultura friki japonesa. Pero no contaba con el incidente de la camiseta.
El incidente de la camiseta
Al principio no caí cuando me dijo: "Desde luego, esa camiseta, no". Pero, cuando agaché la cabeza y la miré, definitivamente comprobé que lo nuestro era imposible e inviable. Al menos, después del mazazo de la semana anterior, esta vez no sufrí. (en exceso)
Mi camiseta.
¿Que mi camiseta no? Pero si tenía impreso el icono friki por excelencia, el alfa y el omega del frikismo... ¡el casco de Darth Vader! ¿Qué clase de friki desprecia al malo por excelencia?
"Es que a mi "La Guerra de las Galaxias" no me va. No la entiendo. Yo soy más de "El Señor de los Anillos".
Desde luego, hasta en el universo friki hay clases y estratos sociales. Y ella y yo, pertenecíamos a universos paralelos e irreconciliables.

martes, 24 de agosto de 2010

ASCENSORES

Siempre me han dado miedo los ascensores. Metálicos ataúdes que se elevan un curioso número de metros sujetos por un cable, en los que nos encerramos voluntariamente con todo tipo de desconocidos, dando por supuesto que, llegados a la planta deseada, las puertas se abrirán.
¿Y si se para entre dos plantas? ¿Y si no se abren las puertas? ¿Y si nadie se percata de que el ascensor se quedó parado? ¿Existe una central de detección de ascendores estropeados? ¿Y si se rompe el cable o los frenos? ¿Cuánto hace de su última revisión? ¿Y qué decir de los anónimos y temporales compañeros de viaje? ¿Puede uno fiarse de ellos? ¿Cuáles son sus pensamientos, sus intenciones, sus motivaciones? ¿Hasta qué punto debemos confiar en ellos, hablar con ellos, interactuar con ellos?¿Con qué tema de conversación nos saldrán?
.
Siempre me han dado miedo los ascensores. Pero, en un mundo construido en vertical, no hay más remedio que dejar este tipo de temores de lado si no se quiere estar escaleras arriba, escaleras abajo todo el día.
¿Hay el mismo número de escalones entre las plantas de edificios distintos? ¿Existe un espacio estándar homologado entre escalones? ¿Qué razón nos hace más reacios a subir andando que a bajar? ¿Existe una distancia mínima, un número de plantas, a partir de la cual nadie pueda tildarte de vago por ir en ascensor o de masoquista por hacerlo andando? ¿Los pasamanos, mejor a un lado o a los dos de la escalera?

Siempre me han dado miedo los ascensores. Lo que puede sucedernos en él, lo que pueda haber fuera cuando vaya a salir. Pero, sobre todo... lo que creo que me aguarda dentro cuando, para poder entrar, espero impaciente a que sus puertas se abran.

martes, 27 de julio de 2010

CLINISBUD,BERLANGA Y LA ÉPICA DE LA ROJA

Quienes me conocen, sabrán que (a mi pesar) he pasado todo el mundial callado, reservando mis comentarios más profundos sobre el fenómeno politicoeconomicosocialfubolístico que, por lo visto y vivido, invadió y sacudió nuestro país hace unas semanas.
En varias ocasiones me puse frente al portátil para abrir los ojos al respetable sobre todo lo que estaba pasando en nuestro país tras esa cortina de humo llamada "Mundial de fútbol": PAN, FÚTBOL Y CIRCO o BANDERITA TÚ ERES GUALDA, BANDERITA TÚ ERES ROJA son los títulos de dos post a medio escribir que quedarán como proyectos en el olvido. Y es que, con el precedente del "Caso Nadal" y su annus horribilis justo después de publicar Nadalvisión Española, no me apatecía desafiar al destino de nuevo y que se me achacase la derrota de la selección en cuartos.
Lejano el campeonato, Iniesta y Casillas semiolvidados, Mourinho como foco de atención y con las banderas desapareciendo de ventanas y balcones, lo normal era escribir a temas veraniegos, al bocadillo de filete, centrarme en temas cinéfilos en el Blog Palomitero... pero ni éste es un blog normal, ni el destino quería que pasase por alto todo lo que sucedió en los meses de junio y julio.
Ayer vi Invictus, de Clint Eastwood, y tuve más claro que nunca que debía escribir el post global y definitivo sobre la locura futbolera que nos invadió (a mí inclusive, que me sorprendí botando y gritando el gol de Iniesta. Pero sobre esto escribiré con mayor profundidad en el Blog Palomitero en los próximos días) Sin pinchar la película a quienes no la han visto diré que trata del Mundial de Rugby de 1993 que tuvo lugar en Sudáfrica y de cómo Nelson Mandela aprovechó y utilizó este evento para unir su nación. Una película muy bonica con deportes, sentimientos y esas cosas.
Aunque me gustó, al terminar de verla y comenzar a digerirla, no pude evitar pensar en el planteamiento que podría haber hecho Clinisbud (fonéticamente me resulta más fácil y rápido de escribir) de lo que acaeció en nuestro país alrededor del Campeonato del Mundo de Fútbol:
La preocupación del presidente de nuestra nación sobre la enorme repercusión que la victoria tendría en la unidad de los ciudadanos, en la necesidad de que todos los españoles se sintiesen identificados con los colores de la camiseta, en la importancia para el bienestar patrio de traer el trofeo a casa... consciente de que la solución a la crisis económica pasaba por la victoria en el Mundial.

El momento más interesante, su reunión con Casillas. Bueno, mejor con Iniesta. Un café distendido, un paseo por los jardines de Moncloa y una frase lapidaria, de las que hacen historia: "Andrés, este país anda perdido. Vaga buscando ídolos, iconos, héroes de carne y hueso a los que seguir y sobre los que construir su presente, concliliar su pasado, cimentar su futuro. Como presidente no puedo exigirte nada. Como español te pido que ganes el mundial. España necesita este trofeo."
Le veo en un gabinete de crisis, tras la derrota con Suiza, debatiendo con el secretario de estado para el deporte y el director de RTVE la necesidad de programar el Tour en la primera, de hacer programas especiales sobre Lorenzo y Pedrosa, de comprar los derechos de los partidos de Nadal... para intentar mitigar el varapalo que podría suponer la descalificación de nuestro equipo en la primera fase. "Maldita sea, Lissabetzky. No seas pájaro de mal agüero. Aún no está todo perdido. Son jóvenes fuera de casa, chavales desorientados que necesitan una figura materna que los ampare. Llama a la reina para que vaya a hacerles una visita."
Imagino a Del Bosque, al finalizar el encuentro con Suiza decir a sus jugadores: "Chavales, callad y escuchad... Éste es el sonido de la derrota. Y va a ser la última vez que lo oigamos".
Casillas, en el descanso de la final, justo antes de comenzar la prórroga, diciendo a sus compañeros: "¡Ánimo chicos! ¿No lo oís? No estamos solos en el campo, España entera juega con nosotros".
Tras la victoria, su regreso. Las palabras del rey: "Unos jóvenes fueron a Sudáfrica a defender una camiseta, unos colores, un país. Unos hombres se alzaron con el triunfo y nos traen esta copa. Dios quiera que nos sirváis de inspiración a vuestros gobernantes." Y la respuesta de Iniesta al monarca: "Majestad, no somos más que jugadores de fútbol. Si hemos hemos logrado hacernos con el campeonato ha sido porque nuestra inspiración han sido 47 millones de españoles. Ellos son los auténticos héores. Ellos son los ídolos a los que deben seguir, a los que deben servir."
Tras estas palabras, fundido en negro. Títulos de crédito e imágenes reales del mundial.
Pura Épica.

Pero... La película de nuestro mundial, para poder aunar y reflejar todo, tendría que ser filmada por Berlanga. ¿Quién si no él, siempre con guión de Rafael Azcona, sería capaz de mostrarnos aquellos detalles tan nuestros, tan españoles, que escapan al tratamiento de Isbud?: El morbo levantado por la relación entre el portero (de fútbol) de la selección y una de las periodistas que cubrían el evento, las incendiarias declaraciones del exseleccionador contra el actual, las estrategias de márketing de empresas y comercios que no contaban con la victoria de nuestro equipo, los tejemanejes del gobierno aprovechando la cortina de humo que supone un mundial, la beatificacion/santificación de unos jugadores que han cobrado cifras astronómicas por ganar el campeonato, la imagen de la reina saludando a un jugador en paños menores, los 1001 chistes y grupos aparecidos en feisbuc tras cada partido, la triste despedida del mundial de Manolo el del Bombo por enfermedad y su campaña recaudando dinero para volver, los reportajes, programas y entrevistas imposibles hechos por las diferentes cadenas buscando noticias e historias originales y simpáticas para cazar la audiencia, el hecho de que, después de tropecientos años retransmitiendo competiciones y partidos oficiales, ahora que RTVE no tiene los derechos, la selección arrase adonde va, un himno patrio que se puede cantar con loroloro, ninoniiino, o con chundachunda, la ausencia de noticias de actualidad más allá de las relativas al balompié (ni crisis, ni paro, ni subida de impuestos, bajada de sueldos a funcionarios...), la venta de banderas y bufandas patrias en comercios chinos, la gente echándose a la calle y bañándose en fuentes para celebrar las victorias (¿dónde estaban cuando Cela ganó el Nobel?), y lo del pulpo. Lo del pulpo merece un punto aparte.

Personalmente mi enfoque de la película se centraría en la ardua e infructuosa búsqueda por parte de un joven de una camiseta de la selección con la que ver la final. No obstante, debería ser un relato postapocaliptico, (perdón, postmundialístico) en el que se tratase la campaña de beatificación del Pulpo Paul -que predijo la victoria de la selección desde su acuario en Alemania- y a partir de la cual, a modo de flashbacks, se hablase de todo lo vivido los días del mundial. Al final del film, la típica escena crepuscular "made in América"de la bandera de nuestro país ondeando (entre las franjas rojas, en el centro de la gualda, nuestro escudo agarrado por los tentáculos de un pulpo) sobre uno de los campos de fútbol de Espaulña.

miércoles, 7 de julio de 2010

EL TRUCO DEL NUEVE

Dejando aparte el manido debate sobre si la programación infantil de ahora es o no educativa, si trata o no a los niños como idiotas, o si es mínimamente decente..., aquí dejo un video de los Payasos de la Tele sobre cómo aprenderse "La Tabla del Nueve"

miércoles, 23 de junio de 2010

EL SÍNDROME DE MARY POPPINS

Como si de un oscuro secreto se tratase, existen una serie de aspectos del mundo de la educación de los que nunca se habla. Es de todos sabido los periodos vacacionales de los que disfrutamos, el relax que supone “comer de la olla grande” para funcionarios e interinos, y el no “trabajar” por las tardes (como si los exámenes se corrigiesen solos, los trabajos que se mandan no se leyeran, las clases no se tuvieran que preparar, las tutorías no tuvieran que realizarse con padres/madres, ni que coordinarse con el resto de compañeros…)

Pero nadie, ni siquiera dentro del mundo de la enseñanza, alza la voz por cosas como la dejadez de la administración hacia los centros, las condiciones bajo las que damos clase, o, de lo que quiero hablar, del carácter nómada de quienes desarrollamos esta profesión.

No llevo mucho tiempo metido en este mundillo, pero tendría que estar ciego, sordo y excesivamente perdido o despistado, para no darme cuenta de la falta de arraigo, de los vaivenes, la excesiva movilidad y del azaroso destino de quienes se dedican a dar clase a nuestros hijos. Porque la historia no acaba cuando se consigue una plaza, ni siquiera cuando te asignan la definitiva. Pueden pasar varios lustros hasta que se alcanza el objetivo de trabajar en un colegio/instituto cercano a tu lugar de residencia.
Y de esta manera existen “centros de paso/de transición” (en los que se va recalando provisionalmente hasta conseguir arañar unos puntos que acerquen al destino ansiado) y “centros de dinosaurios” (centros ansiados a los que sólo pueden aspirar quienes llevan varias décadas en la profesión) Pudiera ser que alguien se encuentre cómodo en uno de transición y decida quedarse. Pudiera ser. Pero no todos son ni pueden ser espíritus libres, la mayoría tiene una pareja (con un poco de suerte, hasta trabajando), unos hijos, hipoteca…
¿En qué parte del BOJA se advierte de la dificultad de compatibilizar este trabajo con la vida familiar? ¿Por qué quienes nos recriminan lo “bien que viven los maestros” no caen en que esa vida se suele desarrollar a bastante kilómetros de nuestras casas, en que estamos encadenados a baremos, concursos de traslados, racaneo de puntos, solicitudes para tener viva la esperanza de poder trabajar en el lugar donde vivimos?

Venden la moto del “regalo” de portátiles para que el alumnado andaluz esté al día de las nuevas tecnologías, pero se desconoce (o se quiere ignorar) que, en la gran mayoría de los casos, un alumno en sus años de escolaridad tiene que estar adaptándose continuamente a los métodos, sistemas, requisitos y conocimientos de un profesorado que “está de paso”. Y no existe continuidad, ni si quiera una seria ni firme línea pedagógica; entre bajas sin cubrir, sustitutos, interinidades, destinos provisionales, permutas… ¿con cuántos docentes trabaja un alumno en la etapa de secundaria? ¿y en la de primaria?


Se llega al centro con “fecha de caducidad”, calculando qué da tiempo a dar y a trabajar, sabiendo que se va a “parchear” el proceso educativo de un alumnado hasta que (como pasaba en la película) el viento cambie: y se incorpore el titular de la plaza, o alguien “camino de su definitiva” te de el relevo. Y llegado el día, tal y como uno viene, se va. Con suerte te echarán de menos 10 minutos, con mucha se acordarán de ti en unos años. Y poco más.


Yo lo llamo “El síndrome de Mary Poppins”.


CRÓNICAS VIRTUALES DE UN SOLTERO A SU PESAR

Gel de Baño

Bote vacío. Debía comprar.Parecía pan comido: lo anoté en la lista para cuando fuera al Mercadona. Pero hacerme con él no iba a ser tarea fácil.

martes, 8 de junio de 2010

¡¡HUELGA!!

Y llegó el día. Fiel a mi promesa de vivir con intensidad esta primera experiencia de funcionario (aunque sea como interino), y después de experimentar mil y una anécdotas en el aula, quise tomarme la huelga de funcionarios de este martes 8 de junio seriamente.

Con independencia de que no ir a trabajar hubiera sido lo idóneo para aprovechar y dar un pequeño empujón a las oposiciones, dejando aparte el dinero que dejaría de ingresar por no acudir al instituto y cumplir con mis obligaciones, reflexioné.

Ya hice huelga el pasado mes de abril para reivindicar lo que quiera que se reivindicase aquel día. La verdad es que no sabía qué se pedía (de hecho, aún no lo sé), necesitaba el día para echar los papeles de las oposiciones, y la gran mayoría del claustro estaba de acuerdo con no ir a trabajar. Así que... hice huelga.


Pero en esta ocasión, lejos de dejarme llevar por la mayoría, quise hacer valer mi individualidad y reflexioné en torno a mi derecho a hacer o no huelga.

Mi primera observación fue la gran división que existía entre mis compañeros acerca de acudir o no hoy al centro. Y es que, si bien se hablaba de no trabajar, no escuché a nadie aludir palabras como reivindicación o manifestación. Pregunté a muchos sobre sus intenciones y, al contrario de lo que cabría esperar por el nivel de enfado general debido al recorte de salarios, no había unanimidad ni opinión general sobre qué hacer.

Visto lo visto, acudí a otros criterios:

¿Realmente, en qué nos beneficia una huelga?
Dada la fama, en parte merecida y en parte autoproclamada por los funcionarios públicos, de no hacer nada, movilizarnos con jornadas sin trabajar no es que sea una de las medidas más "lúcidas" y populares que pueden adoptarse. De hecho, incluso me parece una obscenidad, con la que está cayendo, y con los niveles de desempleo que existen, desarrollar como centro de protestas el no cumplir con las obligaciones laborales.
La huelga beneficia más al gobierno (¿cuánto se ha ahorrado en sueldos el día de hoy?) que a nosotros (¿a cuántos ciudadanos hemos fastidiado? ¿cuántos comienzan a posicionarse en nuestra contra?)
¿Qué se opina -desde fuera - de la huelga de funcionarios?
Sólo hay que acudir al mercado del barrio, a los bares, a la prensa, o a internet para descubrir que la gran mayoría de personas ignora (y muchísimo) la situación y los motivos de la protesta. ¿Acaso sabe el pueblo que la situación del funcionario de clase A es la peor de Europa? ¿Paralizar el país realmente ayuda a comunicárselo?
Me encuentro esta mañana en internet, en la edición digital de un conocido semanario: "Hoy los funcionarios no trabajan, algunos de ellos porque están en huelga"
Los sindicatos: ¿Dónde estaban? ¿Qué están haciendo? ¿A quién ayudan?
Resulta curioso, que hoy día, en plena era digital, el papel reivindicativo de un sindicato sea el mismo que el de un "correo en cadena" ("Reclamemos nuestros derechos, mañana huelga. Pásalo a 10 personas en los próximos 10 minutos o te saldrán canas en los pelos de las piernas")
¿¿Es que no existen otras medidas?? ¿¿Es que dentro de todo el cuerpo de liberados sindicales no hay nadie, nadie, nadie capaz de idear auténticas estrategias que no sean no trabajar y ponernos en contra a la sociedad?? ¿De verdad están trabajando al 100% para defenderme a mí y a mis derechos como empleado público? ¿Eso es lo que me quieren hacer creer?

Y después de mucho pensar, acudí a trabajar. Y no porque me den igual o esté a favor de estas medidas del gobierno, sino porque no creo que una huelga sea la acción a realizar para conseguir lo que perseguimos.

jueves, 27 de mayo de 2010

LOST, el cuento por capítulos (I)

Guía reorganizada de la serie para aquellos que no la han visto, no la piensan ver, y que con esto van a comprobar y reafirmarse en su idea de que los seguidores somos unos frikis y la serie… una mierda.


Capítulo 1: La isla, los dioses y las marionetas.


Érase una vez, en una pequeña isla olvidada en un lugar perdido del Océano Pacífico, dos hermanos que se llevaban muy mal. A pesar de que, por su físico todos dirían que tendrían unos 40 años, ellos tenían el don de no envejecer, con lo que nadie podía decir ni cuándo nacieron, ni desde cuándo llevaban en la isla. Nadie, ni siquiera ellos. Eran inmortales, dioses.

Jacob, además de ser el mayor de los dos, tenía encomendada una pesada labor: por un lado proteger y preservar la isla, y por otro evitar que el espíritu de su hermano escapase y saliera de ella.

No obstante, a pesar de las desavenencias, solían reunirse de vez en cuando para apostar en un curioso juego: Jacob decía que el ser humano es bueno por naturaleza, su hermano opinaba lo contrario, y para comprobar quién tenía razón solían atraer y abandonar en la isla a diferentes grupos de personas, observando cómo sobrevivían y se llevaban entre ellos. Si acaban formando una comunidad bien avenida, ganaba uno. Si terminaban enfrentados, lo hacía el otro.

Como estaban siempre peleados y los dos querían vencer, siempre se las apañaban para hacer trampas: uno buscó a un ayudante que socorriera, asesorara y organizara a los náufragos que llegaban a la isla, integrándolos en la comunidad de supervivientes que se había creado con el paso del tiempo; el otro se transformaba en una columna de humo negro y acosaba, asustaba, atacaba e incluso asesinaba, a los recién llegados.

Tras siglos y siglos de amenazas y peleas, sabiendo que su hermano le mataría a la menor ocasión, Jacob, realizó la siguiente estratagema para que, si llegara a asesinarle, éste nunca pudiera salir de la isla: Entre las personas elegidas para caer en la isla en la siguiente ocasión, habría algunas especialmente seleccionadas para sustituirle en sus labores de vigilancia y protección.


Y así fue. Cuando el avión se estrelló, entre los supervivientes se encontraban algunos de los candidatos a sucederle. Una buena jugada de no ser porque el hermano, al tanto de esos planes, conocía la identidad de los elegidos y los necesitaba para poder salir de la isla.


Próximo Capítulo: ¿Pero esto no era una isla desierta? ¡Aquí hay más gente que en la cola del Inem!



Comentario de texto para frikis:
1. ¿Qué teoría filosófica se encuentra infiltrada en estas líneas? ¿Quién la enunció? ¿Qué otro autor expuso una tesis contraria? ¿en qué consistía?
2. Enumera apellidos de filósofos que se estudian en el instituto.
3. ¿Pueden obtenerse del texto interpretaciones vinculadas a la religión? ¿Cuáles?