viernes, 13 de julio de 2012

Deshumanización política (I)

" QUE SE JODAN" 

"Son tiempos adversos para la rebelión" (Star Wars, Episodio V)

En ocasiones resulta bastante complicado hacer ver al alumnado la importancia que tiene una asignatura como "Lengua Castellana y Literatura", no sólo para leer y escribir correctamente, sino para desenvolverse adecuadamente en cualquier contexto o situación que le toque a uno vivir.
Creen que, al saber hablar y dominar (un nivel base, y a duras penas) la lengua materna, tienen derecho a usarlo libremente según les venga en gana (Este curso me topé con un alumno que, ante la dirección, argumentaba como defensa tras insultar a una profesora, que si las palabras que usó existían, eran para utilizarse), y no se lo reprocho: es lo que ven y oyen en la calle, en casa, en tv, cine...
La "democratización del lenguaje" ha derivado en una "anarquía lingüística" donde todo vale. Nuestro bello idioma se ha convertido más en arma arrojadiza que en instrumento de comunicación. Y a partir de aquí desaparecen argumentos a favor de insultos y descalificaciones, se pierde la capacidad de razonar y tras todo esto, las formas.

Por regla general, el alumnado debería venir  cagado, meado, desayunado y educado de casa. Las dos primeras son batallas perdidas. Es triste comprobar cómo muchos acuden sin un maldito colacao en sus estómagos (de la tostada, ni hablamos), pero llega a ser terrible descubrir cómo la labor educativa es casi  exclusiva de nuestro gremio. Tras aparcar al alumnado en el centro, somos quienes debemos cuidarlos, vigilarlos, instruirlos y educarlos. No me quejo de esta función (resulta complicado realizar mi trabajo de una forma aséptica, sin acercarles actitudes y valores que les sirvan para vivir en sociedad), pero sí de la sensación de desempeñarla en contra de muchas familias, de los medios de comunicación, de la sociedad, y últimamente, incluso de la clase política.

Las trabas administrativas son casi "de la familia". Son un auténtico calvario y convierten el más maravilloso de los oficios en una tortura insufrible. Pero son algo con lo que convivimos desde que entramos a trabajar. Ahora bien, que contra la  labor educativa se interponga la actitud de la clase política es un mal que no esperaba en una democracia.
Más allá de la "Educación para la ciudadanía", en el día a día del aula y mi asignatura, lucho por fomentar en mis alumnos valores que permitan la convivencia y, sobre todo, el respeto: acatar el turno de palabra, dirigirse correctamente a los demás, cuidar el tono...

Por eso, oír a un político de nuestro país, a uno de nuestros gobernantes gritar "¡Que se jodan!" me ha molestado muchísimo.

Dejando aparte el contexto y las implicaciones directas de esta expresión, así como las justificaciones posteriores de quien lo emitió, "que se jodan" (al igual que el mítico "manda huevos") no hace más que refrendar lo que pienso: ¿una autoridad pública, una ministra, una persona que trabaja para todo un país mostrando esas formas, utilizando esa expresión, ese "lenguaje"?
"Que se joda" no hace más que reforzar mi sensación de que no todo el mundo debería tener derecho a usar "la lengua". Más que desacertada, esta expresión, tono y actitud constituyen todo lo que intento combatir con mi trabajo.
Me molesta la expresión.
Me molesta esa forma esquiva de justificar su despropósito (con independencia de a quién se lo dijera)
Pero sobre todo, me molesta que su jefe, y último responsable de los actos de sus ministros, no haya salido a pedir disculpas.

No hay comentarios: