sábado, 7 de noviembre de 2009

PELIGRO DE EXTINCIÓN

La reciente pérdida de Jose Luís López Vázquez y la desaparición de la vida pública de Alfredo Landa son fiel reflejo del aciago momento por el que estamos pasando los últimos representantes de nuestra estirpe.
Son tiempos difíciles para el macho español. Negras nubes se ciernen en el horizonte y los más ancianos y sabios del lugar no vaticinan nada bueno para los hombres de nuestro país. Sin lugar a dudas se acercan años difíciles en los que, como el lince ibérico, deberemos luchar por nuestra supervivencia.
España se queda sin hombres.
Sin apenas darnos cuenta, hace años que diferentes naciones nos están invadiendo de forma sutil y encubierta a través del lanzamiento de diferentes modas, hábitos y costumbres que penetran hasta lo más profundo de nuestra sociedad y hacemos nuestras sin apenas darnos cuenta a través de diferentes flancos:
La chispa de la vida, la comida basura, el gordo noruego de las barbas blancas, halloween... fueron directos a la población infantil y juvenil.
El culto a la Barbie, a las cinturas de avispa, la adicción a Inditex y a todo producto light (los "sin" de toda la vida), fueron bienvenidos por nuestras mujeres.
Y la nueva imagen del sexsymbol, del madurito interesante, el calificar a Antonio Banderas como latinlover y abandonar la imagen de Alfedo Landa como macho ibérico, el desprestigio del Grecian 2000... ha sido nuestra ración de pastel.
Vivimos unos días inciertos en los que el futuro de nuestra estirpe se encuentra en peligro.

Capítulo 1: Terrorismo culinario, o desde cuándo un hombre, tras comer en un buen restaurante, no siente la imperiosa necesidad de estirarse y desabrocharse el botón del pantalón.
Con Elena Santonja no pasaba esto. Desde que el hombre ha llegado a la cocina de los restaurantes, ir a comer a la calle es una lotería. Tanto cocinero raro, tanta deconstrucción, tanto tipo de hierbajo de colorines en un plato no presacia nada bueno.
A un hombre sólo nos sacia un buen plato de potaje -plato hondo se entiende- con todos sus "cacharritos": garbanzos, habas, judías de colores (verdes, pintas, blancas), guisantes... de primero, y un buen par de huevos fritos con chorizo de segundo ¡¡y a mojar sopones!!

Eso de la nouvelle cuisine es cosa de franceses, tan míseros que no son capaces de echar nada a su tortilla excepto huevos. Gabachos que ponen sobre un plato cualquier mata del campo a modo de sucedáneo de lechuga (¿qué coño es eso de canónigos?), y que llaman comida a un plato con dos almendras salteadas con tres granos de arroz, un espárrago y dos gramos de queso rayado...

Ferrán Adriá, ¿qué es eso de "experimentar en la cocina"? ¿no te enseñó tu madre que no se juega con la comida?

Capítulo 2: Variedad sexual masculina, o desde cuándo un hombre se asomada a un espejo y su única intención no es afeitarse.
En los últimos años, desde Europa, nos ha llegado todo tipo de modelos de hombre moderno, de estilos para el hombre de hoy: metrosexual, ubersexual, tecnosexual, citysexual... formas para descafeinar, simplificar y rebajar la imagen de un hombre.
Todo comenzó con el rechazo al vello corporal: nada de pelo en pecho. Un ataque más que directo a nuestra virilidad. ¿Y qué hizo el hombre? Lo aceptó. Una cesión con sabor a derrota que supuso la pérdida por anticipado de una guerra que aún estaba por llegar.
Después aparecieron las peluquerías unisex (adiós al maese barbero), los antiestéticos pendientitos en la oreja, las cremitas pour homme (antiojeras, antiarrugas, 24horas, pieles sensibles... ahora el tónico de después del afeitado es un after shave), la guerras de las colonias (¿cómo puede tolerarse que iconos como Varon Dandy o Atkinson tengan que competir en venta con Tommy o Diábolo de Antonio Banderas?)...
Con respecto a las colonias, un comentario: antes, el paso de niño a hombre se hacía al pasar de nenuco a que te regalasen Agua Brava. Ahora, con tanto producto y tanta marca se ha perdido el rito de iniciación a la vida adulta.
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Epílogo: La gran cuestión, o desde cuando un hombre debe de prestar atención o hacer caso a lo que le diga cualquiera en cuestión de imagen.
Ante tanto desconcierto, frente a lo que puede ser el ocaso de su reinado, el macho ibérico se ha descubierto sumido en las tinieblas, habitando en una sociedad que le ignora, que prescinde de él y que pretende relegarle al olvido.
A duras penas intentamos amoldarnos a los nuevos hábitos imperantes, a usos y costumbres que no sólo no dominamos, sino que no están hechos para que los controlemos. En el intento por reintegrarnos en una sociedad que nos ha dado de lado, diariamente nos topamos con situaciones bastante desagradables que, además de poner a prueba el tesón y voluntad tan típicos del hombre español, llegan a poner en entredicho el gran tabú, nuestra virilidad. Y es que:
- ¿Por qué si vestimos de hombre corremos la suerte de que se nos tache de clásicos (en el sentido más "despectivo") y en cuanto intentamos ajustarnos a la moda se nos acusa de no tener estilo?
Y sobre todo:
- ¿Por qué es de hombres el cuidado de su cara (cremitas, depilado de entrecejo, cremas, recorte de cejas...) y no el de sus manos (cremas hidratantes y todo lo relativo a la manicura)?
¡¡Aaayyy!!! Dichosos nosotros
cuando éramos los dueños de la galaxia

1 comentario:

Pili dijo...

Ya era hora, no?
Tu sabes cuantos años llevamos nosotras depilandonos y usando cremitas?
Se acabo vuestro reinado, no nos gustan peludos ni oliendo a Varon Dandy, eso ya paso... y difieron contigo, el cuidado de las manos es muy importante también (y muchos y lo hacen, vas con retraso)

Un beso guapo, y bienvenido al nuevo milemio