domingo, 22 de noviembre de 2009

MISCELÁNEA SEVILLANA (II)

Polémica por las calles de Sevilla con motivo del rodaje de la nueva película de Tom Cruise. Se filman por las calles del centro escenas ambientadas en los sanfermines. El miércoles oigo, entre los diferentes curiosos que observamos, una voz indignada: “¿Y qué va a pasar cuando los americanos vayan a Pamplona queriendo ver la Giralda?” Obviamente la mujer no ha disfrutado de la película Misión Imposible II y su particular visión de la Semana Santa de Sevilla.

No es que tuviera especial aversión por la música, pero cuando oyó al dueño del bar decir “Voy a tocar un rato el violín”, la pata de jamón comenzó a sudar y a añorar al resto del cerdo para poder salir corriendo.

¿Algún gurú de la economía o sociólogo en busca de estudio que pueda explicarme por qué con la desaparición de las inmobiliarias proliferan los estudios de tatuaje?

Problemas de comunicación con los nativos al pedir un plato de arroz con chícharos. Existe una pequeña variación en el nombre de los componentes de un buen potaje. En Sevilla, a las habichuelas llaman chícharos, a las habichuelas verdes y a las judías pintas se las conoce como habichuelas, y a los chícharos, guisantes.


Desayunando veo cómo el camarero se pelea con el pan mientras me pone la tostada y vuelvo pensar en el eterno proyecto “Libros que no logro explicar que aún no se hayan publicado”. Hoy: “1001 formas de untar mantequilla en una tostada”


No hay nada peor que salir del cine sin saber si la película ha gustado o no. En el mundo taurino se dice que “Corrida de expectación, corrida de decepción”, y yo me pregunto: ¿Habría cosechado tanto éxito o hecho la misma taquilla Ágora de no haberla dirigido Amenábar?


Hoy me he encontrado con ella. La tenía prácticamente en el olvido, pero ha sido verla a través del escaparate de una tienda de comestibles, ahí, en ese cartelito…, y el día ha mejorado. Porque, si hiciera el “top ten” de mis palabras preferidas, si me pusiera diccionario en mano en busca de aquellos vocablos que, por su sonoridad o por sus rasgos escritos, me hacen sentirme feliz y contento… entre los cinco primeros puestos estaría “pilonga”. Concretamente el dúo castaña pilonga. Y eso que no me gustan las castañas (en realidad soy un soso de los frutos de otoño invierno: excepto el turrón de chocolate y las nueces no me gusta ninguno de los frutos ni de los productos típicos), pero es oír castañas pilongas y me entran ganas de sonreir. Todo lo contrario sucede con la palabra alfajor. El que acuñó ese nombre para ese producto no debía saber nada de marketing.

1 comentario:

JAVB dijo...

Tu estilo va mejorando, lo cual reafirma mi creencia de que en literatura no se da casi nunca un fenómeno involutivo.

En otro orden de cosas: ¡¡¡Devuélvenos a Nadal!!!.Ya está bien, has dejado a esta nuestra gloria deportiva muy tocada. (Para los neófitos: Friki Fontaneda es el culpable de la situación actual de Rafa Nadal)