Acostumbrado a las sagas literarias, me enfrenté a este libro con el presentimiento de que todo sería más de lo mismo, una nueva aventura, una misma estructura… Pero me equivocaba. Conservando principales y secundarios, esta nueva novela nos presenta a los personajes en una historia que nada tiene que ver con la anterior.
Si bien Larsson nos muestra las diferentes

Como la anterior, esta continuación de la saga consigue presentarnos una historia de intriga cuyo mayor atractivo es la protagonista, donde el caos, la continua incertidumbre y todos los cabos sueltos se unen al final de la historia y dejan “ganas de más”
Nos regala un apasionante y trepidante desenlace a lo largo de más de 250 páginas. Pero el precio a pagar es, de nuevo, ver cómo se repite –e incluso acrecienta– el mismo fallo que en la primera: otra vez los inicios de la historia se presentan de forma lenta (a veces tediosa hasta la página 200) y carece de ritmo (hasta la 500)…
De nuevo, lo de siempre… Una historia de más de 500 páginas que podría haberse contado en 300.
Todo esto me lleva a plantear las siguientes

Y es que, con las malsanas excepciones de esa memez infantiloide para anormales llamada “El niño con el pijama de rayas” y los Coelhos y Bucays (de los que prefiero no hablar), no hay superventas que se precie que no tenga menos de 300 páginas. Las obras de nuestros queridos Noah Gordon, Ken Follet, o los paisanos Ildefonso Falcones o Sánchez Adalid, son la muestra viviente de que los árboles sueñan con la llegada masiva el ebook.

Si cada vez que un españolito va a leer pilla un tocho de 800 páginas, ¿cómo no vamos a tener índices bajos de lectura?
Y si el grosor de una novela asusta… mejor no pensar en las continuaciones. Por regla general, cada nueva entrega tiene cien páginas más que la anterior, y valgan de ejemplo las sagas de Millennium (650, 750 y casi 900) y Crepúsculo. Harry Potter no se escapa de todo esto, y después de una infumable 5ª entrega de ¡¡893páginas!! Rowling redujo en la 6ª... aunque volvió a colarse en la 7ª.
Si el tiempo y esfuerzo que se dedica a promocionar y leer todos estos productos con fecha de caducidad se emplease en acercar y leer clásicos, otro gallo nos cantaría en este país.
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