domingo, 8 de febrero de 2009

BUTTON / MILK

Prólogo:
Prometo no inundar el blog de entradas sobre películas. Bueno, espero no inundar el blog de entradas sobre películas. Pero, con los Oscars a la vuelta de la esquina, y viendo una media de cuatro películas cada fin de semana... quién puede no caer en la tentación.

BUTTON /MILK
Son dos de las principales películas que optan por llevarse uno de los galardones más preciados en el mundo del cine: El Oscar a la mejor película.
Dos películas que, por su argumento y sus interpretaciones, en un principio poco tienen en común.
Capítulo 1. La fantasía: El Curioso Caso de Benjamin Button
La más nominada del año y la que, posiblemente arrastrará con gran parte de los premios “técnicos”. Un genial cuento filmado por David Fincher y que representa la “cuota” de cine clásico, además de ser la más taquillera, de las cinco nominadas.
Soy de la teoría que, en una película, todo lo que pasa de dos horas de metraje puede someterse a “tijeretazo”. Y esta película, con sus dos horas cuarenta minutos, no es una excepción. Su principal lastre: Un montaje que deja bastante de desear, y que se deja ver en el uso (y abuso) de la estructura narrativa de Titanic (continuos flashbacks, demora en el inicio de la historia, la búsqueda de un final poético…)
Y hasta aquí los fallos de la que es una de las películas de la temporada.
El resto, los ingredientes perfectos para este delicioso plato: un buen trabajo de guión, maquillaje (¡mon dieu!), escenografía, fotografía, vestuario, efectos especiales, dirección… que hacen de la película un producto tan solvente y “mágico” que casi eclipsan las actuaciones de sus protagonistas: Brad Pitt y Cate Blanchett.
Ella (como siempre) realiza una buena actuación y él, en gran parte apoyado por el maquillaje y los f/x, consigue dotar de humanidad a un personaje que, por su naturaleza, podía derivar (en algunos momentos) hacia lo cómico o la caricatura. Lástima que sus opciones a los Oscars sean limitadas (las de él, ella no está nominada)
Tiene toda la pinta de ser un “girasolazo” en la próxima ceremonia de los Oscars.
Por cierto… me preocupa que Taraji P. Henson (la mamá de Benjamin Button) le pueda quitar el premio a Penélope Cruz.
Capítulo 2. La realidad: Mi nombre es Harvey Milk
Si en la anterior escribía “clásico y taquillero”, aquí tenemos la cuota “indie” de manos de uno de los directores clásicos de este género: Gus Van Sant.
Si alguien busca algo nuevo, sorprendente, diferente y alternativo al cine que nos llega de la fábrica de los sueños, ésta… no es su película. Es un correcto filme biográfico sobre una de las figuras importantes en la sociedad americana de los años 70. Y ya está.
Nos encontramos ante el típico ejemplo de película que se limita al trabajo (puesta en escena) de sus protagonistas (como ocurre en "Revolutionary Road"), en este caso protagonista: Sean Penn, que borda un papel destinado a llevarse el Oscar al mejor actor gracias a una labor soberbia.
Harvey Milk, omnipresente Sean Penn. Correcta película que no va más allá del típico biopic made in Hollywood destinado a ensalzar al personaje protagonista, rico en medios y con un buen montaje, pero que suele adolecer de tramas secundarias de interés, presenta secundarios desdibujados y carece totalmente de trascendencia.
Después de esto, yo me pregunto ¿¿Qué hace esta película entre las nominadas a la mejor película (y al mejor director)??
En un año tan escaso de grandes películas cuesta comprender qué tiene esta película para ser candidata a la estatuilla que no tiene “El caballero oscuro” o “Wall-E”.
Epílogo
Por las barbas de Kubrick, yo también me he sorprendido hablando bien de una película en mi primer criti-post. Prometo no ser tan benevolente en mis opiniones sobre cine. ¿¿Qué voy a dejar para cuando regrese Spielberg??

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Abriré fuego, ya lo dije a la salida del cine, muy bonito, muy bien hecha, conmovedora pero para mi gusto larga, eterna...El principio es como el parto de la burra, no arranca nunca, luego te cuenta una serie de historias intermedias un poco intrascendentes, con la vieja en las últimas cada dos por tres saliendo y poniendose hasta el culo de morfina, que claro como está totalmente enganchada no le hace ni puto efecto...El tornado, como el gaditano, que si viene, no viene, al final si viene...Habría quedado muy bien que en la última escena el tornado hubiese arrasado la habitación de la yaya.Y para finalizar un tinte kafkiano, nadia, absolutamente nadie se pregunta ¿Porque le pasa eso al Benajmin? NI se intenta buscar una explicación, ni por su puesto un remedio, ¿no recuerda eso un poco al Proceso?
Bueno ahí dejo mi crítica que sin ser experto en cine, tan solo un aficionado de medio pelo al que le gusta el cine comercial donde se haga mucho ruido, espero no ofender a nadie.

Patapalo dijo...

En el cine hay dos clases de péliculas, en las que salen Elfos y en las que no. Y en esta no salen, hasta aquí mi crítica.

Paco mójate y danos la quiniela de los oscars.

Anónimo dijo...

La verdad es que es curioso que absolutamente nadie se pregunte qué le pasa a Benjamin. La razón, creo adivinar, es que la película se inscribe literariamente en el llamado "realismo mágico", y ahí vale todo (que se lo pregunten a García Márquez, que en Cien años de soledad hizo que Remedios la Bella ascendiera al cielo en cuerpo y alma mientras doblaba sábanas, y todos tan anchos).
Si lo de Benjamin pasa aquí en Cádiz, el niño va al Samacola del tirón, aunque hasta que no lo viera House no nos enteraríamos qué carajo le pasa al niño.
Se nota que el Fontaneda se siente más a gusto repartiendo estopa, pero se agradecen sus buenas intenciones.