sábado, 28 de febrero de 2009

SALDANDO UNA DEUDA (II)

Uno de los principales motivos por los que inicialmente no iba a escribir de los Oscars era el inevitable agravio comparativo con los Goya. Y sobre todo, visto lo visto.
Segunda parte: Fiesta en Hollywood
Si algo tienen claro al otro lado del charco es que el dinero manda. Y después de unas galas bastante flojas y carentes de ingenio, se decidieron Por cambiar la apuesta: Entregar las riendas de la ceremonia al (dicen) actor más guapo del mundo, que resulta ser un más que solvente cantante y bailarín (ha presentado los premios Tony, creo)
Se acabaron humoristas y chistes malos que sólo ellos entienden: La abc (dueña de los derechos) sabía que debía cambiar el chip para hacer caja y no perder audiencia (Aquí los Goya los pone la 1, que como es pública y el dinero no sale de su bolsillo… lo mismo le da que presente Carmen Machi que Marianico el Corto) Pero dejemos a los Goya a un lado, que ya hablamos de ellos anteriormente.
Capítulo 1: La Ceremonia
Teniendo en cuenta la estructura de toda gala de entrega de premios, y que el objetivo es no superar las tres horas, asistimos a una entrega más que correcta, bastante correcta.
El inicio fue espectacular, sorprendente: por la puesta en escena con un escenario que se integraba en el patio de butacas; por un Hugh Hackman que, pletórico, tras hacer alusión a la crisis de la industria, presentó las principales nominadas cantando y bailando, desplegando humor, simpatía, originalidad.
Después, todo se fue diluyendo en la rutina habitual. Quitando el número de sombreros y escalera con Beyoncé y los bailones de HSM y Mamma Mia y algún que otro video (sobre todo el de animación) no hay mucho que destacar.
Fue una ceremonia correcta, sin apenas incidentes dignos de mención (sin guerras ni Bush, el patio está tranquilo. Sólo Sean Penn habló del matrimonio homosexual)
Capítulo 2: La Alfombra Roja
Como en todo sarao famosil, el tradicional desfile de actores, actrices, cantantes, productores, directores… y sus respectivos familiares no podía faltar. Mucho traje elegante, mucho nombre de diseñador, muchas preguntas estúpidas a los candidatos (¿De quién es el traje? ¿Crees que te vas a llevar el premio?), y como no, mucho hortera suelto:
- Mickey Rourke (de blanco con diente de plata)
- Hannah Montana de (no sé como explicarlo)
- Beyoncé (de folklórica sin peineta)
- Penélope Cruz (con traje de novia)…
No obstante, todos monísimos y monísimas.
Capítulo 3: Los Oscars
Esta vez fallaron los premios. Siempre se ha criticado y despotricado de las ceremonias a las que llegaban películas con 14 o 15 candidaturas (ese “Señor de los Anillos III”), pero lo de este año ha sido mucho peor.
Y es que, si aburre saber que una película va a arrasar, peor es saber por anticipado los premios de todas y cada una de las candidaturas. Porque, la mayoría de las candidaturas era puro espejismo: Se sabía lo de Pe, y lo del Joker, y lo de la Winslet, y lo del maquillaje, lo de los f/x, lo de la bso y la canción, y lo de Wall-E, lo del director y la película. Casi se diría que estaba todo programado.
Sólo dos sorpresas en toda la noche: la película extranjera no cayó en Bashir ni en la clase, y no hubo brindis a las segundas oportunidades (el mejor actor cayó, más que merecidamente, en Sean Penn. Lo siento Mickey Rourke, en una semana te has quedado sin perro y sin Oscar)
Capítulo 4: La reflexión
Lejos de poner eso de “Bollywood se come Hollywood” y tonterías al uso, creo que sería importante reflexionar sobre un par de cosillas, aprovechando todo lo visto, oído y leído (seguí la entrega de premios por tv, radio e Internet. Soy así de friki):
- A pesar de ser todo un referente mundial, estos premios no dejan de ser un referente sesgado sobre lo mejor (a juicio de los académicos) del cine del 2008.
- Este ha sido uno de los años de los que no recordarás la película ganadora. Así de fácil. Todo se diluirá en la historia como ya ocurrió con Chicago o Crash.
- No ha ganado la Mejor Película de 2008, sino la menos mala de las que se presentaban (con permiso de B.B.)
- Es importante tomar nota de la búsqueda de renovación de estos premios. Son conscientes que la fórmula no funciona, e indirectamente comienzan a mirar a ceremonias como las de los Spirit: una cena de “colegas”, con menos glamour y más simpatía, un buen ambiente, un director de ceremonias solvente… y todo en menos de 2 horas.
Epílogo
Como muestra, un botón. Dejo los primeros 10 minutos de ceremonia. Lo bueno comienza en el minuto 1:50.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se pueden hacer comentarios...¡que el pueblo juzgue!. Que poco ánimo tenemos. Imaginad que el Fontaneda gana algún día una nobel-galleta. ¡Yo tendría derecho a ser su único crítico! Y os subireis todos al carro de la fama, la gloria, el dinero, el poder y, sobre todo, el sexo.