domingo, 15 de febrero de 2009

LA DUDA: FROST/NIXON

Se apagan las luces y se abre el telón. Señoras y señores, el espectáculo deja sitio a la sobriedad de la escena: actores frente a frente defendiendo (desnudos, desprovistos de grandes efectos y medios) unos papeles, y poniendo sobre la mesa unas actuaciones, que son el pilar básico que mantiene la calidad de la película y el interés del espectador.
Quizás por ello nos encontramos con unos filmes poco taquilleros, poco atractivos para un público que va en busca de dos de las mejores películas del año (según la Academia de Cine Americana)
Y la realidad es que, los duelos Frost/Nixon y Monja/Cura (no recuerdo el nombre de los personajes, y tampoco me apetece buscarlos), aunque atractivos, no son suficiente: Las películas, aunque correctas (o más que correctas) no son notables (y menos aún sobresalientes)
La Duda
No sé donde oí aquello de “siempre nos quedará la duda”. Y es que, siempre nos quedará la duda de saber qué hubiese sido de esta película de no estar rodada por el autor del libreto original y director de la obra. Excesivamente teatralizada, viene lastrada por una realización limitada que poco (o nada) arriesga, que deja de manos del sus actores la responsabilidad de hacer del film (o de su planteamiento) un buen producto. Estos cumplen (¿¿cómo no lo iban a hacer Philip Seymour Hoffman y Meryl Streep??), pero el duelo Hoffman-Streep y los 8 minutos de Viola Davis… ¿realmente hacen de ésta una de las imprescindibles del año? Siempre nos quedará la duda.
Frost/Nixon
Con más tablas que el anterior director (cuyo anterior trabajo a "la duda" es ¡¡"Joe contra el volcán"!!), Ron Howard es uno de esos realizadores que han hecho casi de todo ("El Código da Vinci", "Llamaradas", "1,2,3 Splash", "CinderellaMan", "Una mente prodigiosa"…) y como todoterreno, ahora nos viene con una obra teatral que narra un episodio posterior al caso Watergate (vamos, sobre historia y política americana)
Una cosa hay que reconocer: nos vuelven a vender la burra. Esta película, si se hubiera hecho en España, con una temática sobre política nacional… se hubiera liado (gracias, bien a los amigos de la cope, bien a los amigos de prisa) Pero, ¡qué le vamos a hacer! aquí todo se limita a Guerra Civil y la problemática vasca (la tercera temática, el tándem Pajares-Esteso, desgraciadamente, desapareció hace años… ¿¿Dónde está Cine de Barrio cuando se le necesita??) Bueno, centrémonos.
Con un trabajo muy correcto y solvente, (la experiencia del director es un grado), nos disfraza de falso documental una obra teatral cuyo máximo interés se limita a los 10 minutos de enfrentamiento final: un cara a cara entre un Nixon (Frank Langella Im-presionante) acabado y un Frost (Michael Sheen notable) desesperado. No por nada, son los actores de la obra teatral.
En resumen
Y me dirás: ¿Merece alguna de los dos el Oscar?
Te diré: No.
Me dirás luego: ¿Merecían la nominación?
Responderé: Tampoco.
Pensarás: ¿Entonces?
(No lo sé, no soy académico ni crítico. Esto lo escribo por "amor al arte")
Cerrarás el tema con: ¿Merece la pena verlas en el cine?
Pues… con Benjamin Button y Slumdog Millionarie en taquilla, y sabiendo que no pintan nada este año en los Oscars… más vale esperar a que aparezcan por el videoclub.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tú, Pomares, a ver si pasan ya los Oscars y volvemos a nuestras intrascedentes y comerciales peliculas de los viernes que tanto te irritan (a nivel crítico) y sacan lo mejor de ti.
Esos Watchmen, esos Lobeznos, esas pelis palomiteras que ya estamos añorando.....