martes, 7 de julio de 2009

desEDUCACIÓN ESPAÑOLA (I)

No pretendo ser alarmista, pero vivimos abocados al fracaso. Nos encaminamos irrefrenablemente hacia el desastre. Más allá de crisis económicas, financieras, sociales... nuestro final vendrá dado por la falta de preparación y cualificación de los españoles para progresar, o lo que es lo mismo: por la falta de un modelo (o modelos) educativo mínimamente decente,
(Desgraciadamente) no es necesario en estos momentos un sistema educativo de calidad; hoy se hace vital la puesta en marcha de medidas serias y urgentes que desarrollen un modelo de contención, de reducción de daños, que intente poner freno al maremagnum de analfabetismo (elíjase el que se prefiera: cultural, social, funcional...), deseducación, incivismo e individualidad que nos asola.
No es cuestión de LOEs, LOCEs, LOGSEs... sino de Política. Llevamos AÑOS (sí, en mayúscula) viendo como la materia educativa en nuestro país es un arma (arrojadiza y política) lejos de una prioridad, una realidad y una inversión (a corto, medio y largo plazo). La preparación (social, cultural, formativo...) de las últimas generaciones (entre las que me incluyo... y hace tiempo que pasé los 30) no sólo no es seria, sino que hace muchísimo que pasó de ser "de chiste" a ser "de pena".

Más allá de saberse la lista de los Reyes Godos, de hacer raices cuadradas sin calculadora (aunque animo a los presentes a comprobar los graves déficits que nuestros adolescentes presentan en expresión oral y escrita y en la realización de pequeños cálculos mentales... sin utilizar los dedos) es necesario recordar que el analfabetismo y la ignorancia son llaves que abren las puertas a actitudes y pensamientos racistas y xenófobos, a radicalismos y fanatismos (políticos, religiosos), así como a la desigualdad y a la falta de libertad.

Tras conocidas cortinas de humo ("Educación para la ciudadanía, "Religión, optativas y alternativas", "La batalla del idioma en Cataluña, País Vasco y Galicia"...) se esconde una realidad reflejada en estudios como el Informe PISA: un alumnado apático que disfruta de su ignorancia, un profesorado machacado (a veces, incluso físicamente) que no encuentra motivación, unos padres desorientados que carecen de herramientas para educar a sus hijos, y un sistema educativo que, lejos de premiar e incentivar el esfuerzo, alberga y protege a auténticos parásitos (Para evitar dispersarme, abordaré este punto en un próximo post)

No es sólo cuestión de inversión-dinero (que también lo es), sino de inversión-interés, de inversión-esfuerzos, inversión-coordinación... de, en qué medida nuestros políticos (da igual si en el poder o en la oposición) les conviene desarrollar una auténtica Política Educativa, hasta qué punto quieren educar o adoctrinar. En qué medidas apuestan por un futuro, por el país, por sus ciudadanos.
Porque, si existe (o debiera existir) un trabajo común y coordinado entre distintos grupos y/o partidos en la lucha contra el terrorismo, ¿por qué no en materia educativa? ¿Por qué un asunto tan urgente, delicado y primordial como la educación se deja en manos de las Comunidades Autónomas (y sus intereses)? ¿Por qué se tolera en los últimos años esta proliferación y sucesión de leyes y sistemas educativos que no llevan a ninguna parte?

Si ahora, la generación JASP estamos a la cola de Europa, ¿qué ocurrirá cuando los que estos días "gozan" de nuestro sistema educativo lleven la rienda del país (en política, economía, sociedad, cultura...)? No creo que haga falta ser Nostradamus para ver el futuro algo "incierto"

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